Jerarquía

 

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Hay en la naturaleza una jerarquía insalvable. El nacimiento, nos remite a instintos, alumbrados por una lenta generación de sucesos espontáneos (que no arbitrarios). La cruzada contra la jerarquía no llega a proferirse literalmente jamás.

No compromete la clase, el estrato, a la razón. La ordena, la dispone a la sabiduría más perfecta del mundo: el reflejo de lo que es, la sumisión inacabada de ascenso diferenciado.

Aceptar la jerarquía natural es partir con buen pie, de la mano firme y pacificadora de Kukulkán.

El que se niega, niega su realidad, la envilece y tergiversa, como Sansón u Orión, presentes pero ciegos… Con frecuencia, una rebeldía contra la jerarquía, contra el orden, nos invade. Apresurados, convertimos plomo en oro, encarnamos el mismo centro de la metaforicidad.

Nada de ello tiene sentido. La lucha es inútil. El tiempo, que se va elaborando hasta conformarse cada vez más en huella escrita, repite una misma vez (de toda vez) la historia amarga que se ha de trasegar. Nunca un ternero podrá comprender la poesía. El que pretende explicar poesía al ternero, se encierra a sí mismo en un círculo de negatividad. Encarna el centro metafórico, porque necesita saber…, necesita hacerse irresponsable de su propia jerarquía.

Publicado por Luis Cortés Briñol

Página personal y profesional de alguien que dedica horas a leer, investigar y escribir sobre diversos temas y que tiene la osadía de pensar que pueden interesar a alguien más.

52 comentarios sobre “Jerarquía

  1. Ayer de tarde le hablaba yo desde el no silencio. De héroes, y de Orión, precisa-mente… y todo lo propio comenzaba con una partida de ajedrez, que no lo era. O lo fue…

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  2. Interesante, muy interesante, escrito y difícil tema este de la jerarquía.
    A pesar de que me encuentro en desacuerdo con usted en varias de las ideas que relata, no creo poder defender las mías ya que tampoco las tengo claras y, sobre todo, porque soy consciente de que son meras creencias quizás infundadas. A pesar de ello lo intentaré:

    Personalmente no creo en una jerarquía y mucho menos en la que esta sociedad estipula y da por válida. No creo que exista un orden natural, que es el que supuestamente hace que las cosas sean como son, y si lo hubiese no estoy segura de que el Ser Humano pudiera conocerlo.
    Creo que lo que nos traemos entre manos es una norma social, un calmante que sirva a las personas, sobre todo a las que necesitan explicar las cosas y quizás todavía más a las que se encuentran inmersas en entornos o comunidades científicas (ya que esas conclusiones les otorgan poder, influencia, control etc. en ciertas materias y de manera social), a mantenerse en una posición de tranquilidad y control, en una certidumbre que alivie esa angustia continua que el caos y el desconocimiento pueden provocar.

    Por otro lado, pero en relación, la idea de que “lo que es es y lo que no es, no es” es algo que me trae de cabeza últimamente. Ideas contradictorias embargan sin cesar mi mente y a pesar de leer y leer nada me soluciona el problema. Por lo que he decidido recurrir a lo que mi experiencia me susurra, guiada por ciertos escritos teóricos que han caído en mis manos.
    Poco a poco voy creyendo que esas ideas de absolutismo, de certeza, de unidad, etc. ya no valen, la era de “lo explicaremos objetiva y certeramente, por lo tanto será lo único válido” es ya anciana y la fuerza que posee tiene un carácter profundo y arraigado, pero poco a poco pierde potencia.
    No creo que algo Sea o no Sea y punto pelota, creo que todo conlleva una evolución provocada por todas las influencias que desde que nacemos van impregnándosenos. Creo que vivimos en un continuo dar y recibir, una interrelación infinita con el entorno y el entorno con su entorno, más allá de lo controlable.
    Por lo tanto, no creo que las cosas sean de un modo porque la naturaleza lo imponga y menos si es el Ser Humano el que ha llegado a deducir ese orden. Para mí en ese momento la universalidad de esa conclusión queda invalidada, ya que no creo en el “Ser Trascendente” del que nos habla Kant ni la capacidad de “desdoblarnos” en objetivo y subjetivo como exponen los filósofos de la escisión.
    Por lo tanto, desde mi punto de vista ya sería una interpretación, una idea sesgada que quizás tenga poco que ver con lo que es, si es.

    Así trato de explicar que no creo en una jerarquía real, no puedo negar que existe pero sí su carácter natural.
    Por lo tanto creo que nadie puede decirle a alguien que no trate de aprender poesía, que no trate de dibujar paisajes, que no trate de leer filosofía, que no escuche un piano sonando etc. porque alguien opine, ya que será una creencia, que no vale para ello. Sí, seguro que hay gente que nunca llegará a entender las cosas como usted, pero seguro que usted nunca llega a comprender las cosas como yo y ¿eso sitúa a alguno de los dos por encima en esa jerarquía de la que nos habla? Yo creo que no, otorgar poder e importancia a unas cosas y quitárselas a otras no es natural. Por lo tanto, esa jerarquía existente puede ser modificada.
    Usted dice que “Aceptar la jerarquía natural es partir con buen pie”, y más que una propuesta pacificadora me parece una posición resignada, no creo que nadie se tenga que creer que no sirve para algo porque alguien (y a saber quién es ese alguien) a quien se le otorga más poder o influencia teórica o más relevancia a sus opiniones lo opine. Creo fiel y apasionadamente en el verbo intentar. Intentar, intentar, intentar… sin él no seríamos lo que somos.

    Bueno, concluyo ya pero volveré. Espero haberme explicado y que haya sido del suyo interés. Ha sido un placer.

    Un saludo. La Hippie.

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  3. Cuando termina la partida, querido Luís, el rey y el peón regresan a la misma caja. Las diferencias existen sólo mientras dura la ficción, y ésta es siempre efímera.
    Un saludo, y felicisima Navidad.
    Airu

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  4. Estimada Hippie, me lleva usted a realizar un trabajo sintético y analítico importante para contestarle. No sé si le he comprendido bien. Algunas partes me resultan confusas, pero tienen mucho jugo.

    Coincido con usted en que se trata de un tema difícil. Por ello, supongo, nos interesa a ambos. Y fíjese por donde, puedo adelantarle que encuentro con usted más puntos en común (con sus ideas) de lo que usted quizá haya sentido con las mías.

    ¿Cómo puede eso ser si tratamos el mismo tema? Y adelanto una primera pauta: creo que, en buena medida, no hablamos de lo mismo. No porque tengamos que coincidir (ni mucho menos, perdería este juego que es la vida emoción), sino porque intuyo que ha reflexionado en otra dirección. Le daré mi visión.

    Si le parece, iré comentando sus ideas, bajo cita y mi responsabilidad, por ser éstas riquísimas en contenido y dar pie a infinitas discusiones.

    Anticipa usted su duda sobre la veracidad de lo que expone, cosa que yo no hago. No por presunción de infalibilidad (Dios me libre, valga la expresión) tanto por el estilo propio de la sección. Sí le anticipo que los párrafos del apartado son los más complejos que he colgado por el momento, y los que más problemas pueden traer a la hora de ser estudiados.

    Todos dicen verdades; y, a veces, mentirijillas, en forma de hipérboles, juegos de palabras, literaturas varias, literalidades borrachas, tintes provocadores diversos y percepciones desahogadas de un cavilador impávido, un servidor, en que me voy convirtiendo. No necesito justificarme, para eso son «incoercibles».

    No es, por tanto, una justificación, pero sí un aviso: no tomen del todo en serio este apartado. Puede que les engañe, tanto como a mí. Una cosa soy yo, parafraseando a Nietzsche, y otra mis cavilaciones…

    Más allá de lo que yo opine, que al fin y al cabo es lo de menos, me interesa el debate que usted ha propuesto. Confío en que conscientemente.

    Afirma para comenzar: «Personalmente no creo en una jerarquía y mucho menos en la que esta sociedad estipula y da por válida». De entrada limita usted el campo de conversación a la jerarquía entre humanos, limitación que usted ha deducido, pero que yo no explicito en ningún momento. Más al contrario hablo de jerarquía en sentido amplio, lato, profundo y originario, no de la sociedad (humana por tanto) clasificada jerárquicamente.

    Si bien estamos incluidos en esa jerarquía natural, no la protagonizamos. Usted es jerárquica por naturaleza, como lo soy yo, en su forma de pensar, de moverse, de recordar, y de metabolizar la glucosa… Los organismos vivos estamos clasificados, estructurados, organizados… ¿De acuerdo a qué principio, por quién? No tengo «la respuesta». Eso es metafísica.

    La sociedad estipula, bien, y da por válida, vale, una clasificación de los individuos atribuyéndoles un valor. Esa es la clave, el origen de la desigualdad. Y de que las jerarquías sociales (artificiales en tanto que totalidad de representación humana) sean casi inamovibles. Pero este es otro debate.

    «No creo que exista un orden natural, que es el que supuestamente hace que las cosas sean como son, y si lo hubiese no estoy segura de que el Ser Humano pudiera conocerlo.»
    El orden natural existe. Si no existiese un orden, no podría haberse desarrollado la vida. La vida es ordenada (no incapaz de «improvisar»). Puede ir mutando, pero lo hace en una dirección. Existen numerosos órdenes naturales: biológicos, químicos, fisiológicos, etc. Y vaya que si el ser humano los ha conocido. Los puede explicar, analizar, aplicar y predecir. ¿Acaso no es eso conocerlos?

    Sigo. «Creo que lo que nos traemos entre manos es una norma social, un calmante que sirva a las personas, sobre todo a las que necesitan explicar las cosas y quizás todavía más a las que se encuentran inmersas en entornos o comunidades científicas (ya que esas conclusiones les otorgan poder, influencia, control etc. en ciertas materias y de manera social), a mantenerse en una posición de tranquilidad y control, en una certidumbre que alivie esa angustia continua que el caos y el desconocimiento pueden provocar.»

    Me gusta la idea, y creo que la manía humana de ordenar nos trae de cabeza en muchas cuestiones y puede servir para dar forma, control, a lo desconocido. Introduciré otra cuestión, para liarla parda por completo. ¿No es, en ese caso, la religión, una forma de ordenar jerárquicamente lo desconocido? Pero no me detengo en eso.

    «la idea de que ‘lo que es es y lo que no es, no es’ es algo que me trae de cabeza últimamente. Ideas contradictorias embargan sin cesar mi mente y a pesar de leer y leer nada me soluciona el problema.»
    Es muy bonito que la reflexión le traiga de cabeza. En el buen sentido, estimada Hippie. A mí, por lo menos, me parece bonito. Pero no se desespere pronto. Kant, al que usted luego menciona, dedicó 70 años (toda una vida, vivió 80) al estudio y la reflexión filosófica.

    «Por lo que he decidido recurrir a lo que mi experiencia me susurra, guiada por ciertos escritos teóricos que han caído en mis manos.»
    Hay, como sabrá, varias formas de conocer. Podríamos distinguir dos principales aproximaciones a ese «conocer». Estarían los racionalistas, para los que la razón, partiendo de sí misma, puede alcanzar conocimientos universales, y los empiristas, que defienden que todo es experiencia y la razón siempre parte de la misma para operar.

    Tanto el dogmatismo de los primeros como el escepticismo de los segundos, son absurdos. Kant pronto se dio cuenta de ello. Y buscó reconciliarlos. Sin experiencia no se puede conocer, pero no todo es experiencia. Su experiencia le susurrará verdades, pero no le será suficiente, sola, para «saber». Podrá, como por cierto bien encabeza, creer. Eso sí es rigor.

    Creer no implica saber, pero saber implica creer. Piénselo por un momento. Siempre que uno busca saber, está creyendo, sepa o no, esté en lo cierto o no.

    No siempre podemos estar en lo cierto. Es más, muchas veces nos hemos de limitar a creer. Sobre todo en la vida humana, con respecto a ella. Las cosas, entre personas, rara vez son blancas o negras. Casi siempre son grises. Pero esto no quita que no se pueda afirmar «lo que es es y lo que no es, no es» y aplicarlo en muchos aspectos. Incluso al propio sistema de conocimiento. Algo se podrá, o no, conocer. Pero será o no será, más allá de que lo sepamos.

    «Poco a poco voy creyendo que esas ideas de absolutismo, de certeza, de unidad, etc. ya no valen, la era de “lo explicaremos objetiva y certeramente, por lo tanto será lo único válido” es ya anciana y la fuerza que posee tiene un carácter profundo y arraigado, pero poco a poco pierde potencia.» Estimada Hippie, explicar algo objetiva (y certeramente) de modo que sea lo único válido, no puede aplicarse de modo alguno a las ciencias sociales. Pero la filosofía es otra cosa. Parte de ella al menos. Decida de qué lado quiere analizar.
    Me gustaría que me explicase, si quiere, a qué se refiere con el «ya no vale». No me queda claro. ¿Cuándo valió?

    El absolutismo es dogmático. No es lo mismo absolutismo que ciencia. El primero niega posibilidades. La segunda las analiza. La filosofía reflexiona sobre la fundamentación de ambos procesos, y nosotros nos lo pasamos bien en Internet (es un intento de consuelo para quien haya llegado hasta aquí).

    «No creo que algo Sea o no Sea y punto pelota». A riesgo de repetirme, depende del «algo». Si me habla del «alguien», estoy con usted.

    «no creo en el “Ser Trascendente” del que nos habla Kant ni la capacidad de “desdoblarnos” en objetivo y subjetivo como exponen los filósofos de la escisión.»
    Independientemente de mi devoción por Immanuel Kant (no tanto por las teorías kantianas), sin cierta trascendentalidad (en el sentido idealista), no podemos salir del caso concreto, trascender el caso individual y hacerlas universales. El mismo Kant entrega al sujeto un papel reservado y crucial para entender la realidad.

    Según Kant, no podemos conocer la realidad objetiva sino la que ha pasado por nuestra sensibilidad. Conocemos el fenómeno que se representa del objeto, el nóumeno. Dicho nóumeno sería el límite del conocimiento. No entraré ahora con Kant. Sería larguísimo (mucho más).

    «Así trato de explicar que no creo en una jerarquía real, no puedo negar que existe pero sí su carácter natural.»
    No estoy de acuerdo. La jerarquía es real y natural. Otra cosa es que se manipule.

    «Por lo tanto creo que nadie puede decirle a alguien que no trate de aprender poesía, que no trate de dibujar paisajes, que no trate de leer filosofía, que no escuche un piano sonando etc. porque alguien opine, ya que será una creencia, que no vale para ello.»

    Aquí me pierdo. La limitación de la que hablaba (en su discurso) se centra ahora en el caso concreto de mi escrito. Deduce que nadie puede (supongo que por «debe») negar, etc., a otros ciertas actividades, del hecho de que no exista jerarquía natural. Esa «revolución» suya, retornar a estados no jerárquicos, se ve empapada, a mi juicio, de carga política.

    Ahora he de explicarme. «Nunca un ternero podrá comprender la poesía.» digo. Y es justamente eso lo que quería decir. Aquí el juego no era una metáfora. Sino la anti-metáfora. Un ternero no podrá entender versos de Machado, por mucho que nos empeñemos: jerarquía, con mayúsculas.

    «Sí, seguro que hay gente que nunca llegará a entender las cosas como usted, pero seguro que usted nunca llega a comprender las cosas como yo y ¿eso sitúa a alguno de los dos por encima en esa jerarquía de la que nos habla?»

    Después, me alude e introduce en la comparación. El problema es que usted dice «nadie puede decirle a alguien que no trate de aprender poesía». Alguien, es persona. Yo hablaba de un ternero.

    La persona, eso sí, que pretende explicar poesía a un ternero, ahora sí hay metáfora, sería alguien que pretenda pasar por alto la naturaleza. Explicar poesía al ternero es explotar la Tierra hasta ésta explota y destruye el medio humano, por ejemplo. Jerarquía.

    «Seguro que usted nunca llega a comprender las cosas como yo y ¿eso sitúa a alguno de los dos por encima en esa jerarquía de la que nos habla?»

    Por supuesto que no las comprenderé del mismo modo que usted. Y eso no nos sitúa en nigún nivel de superioridad de derechos o por encima.

    «otorgar poder e importancia a unas cosas y quitárselas a otras no es natural». No pienso lo mismo. «Por lo tanto, esa jerarquía existente puede ser modificada.» También podría ser modificada aun siendo natural.

    «Usted dice que “Aceptar la jerarquía natural es partir con buen pie”, y más que una propuesta pacificadora me parece una posición resignada, no creo que nadie se tenga que creer que no sirve para algo porque alguien (y a saber quién es ese alguien) a quien se le otorga más poder o influencia teórica o más relevancia a sus opiniones lo opine.»

    Es partir con buen pie porque implica adquirir conciencia de lo que uno es. Eso evitaría guerras y traería paz (Kukulkán). Si los humanos aceptasen que son un escalón de la jerarquía animal, y no trabajasen por reforzar diferencias jerárquicas entre ellos, otro gallo cantaría.

    Totalmente de acuerdo con que nadie piense que no sirve para algo porque alguien lo opine. Si sirve o no lo dirá el tiempo (no el éxito) y su buen o mal hacer.

    «Creo fiel y apasionadamente en el verbo intentar. Intentar, intentar, intentar… sin él no seríamos lo que somos.»

    Sin duda. Lo suscribo. Pero cuidado, tiene una doble cara. No todas las personas pueden conseguir las mismas cosas. Conocer las limitaciones es una buena herramienta para evitar infelicidades, en un mundo en el que cualquiera puede conseguir lo que se proponga con un poco de voluntad y de dinero. Luchar contra ellas, es ser humano.

    Me temo que me he sobrepasado, a riesgo de perder lectores por aburrimiento.

    El placer ha sido mío. Reciba mi ánimo más sincero para seguir pensando, experimentando y leyendo, y hasta cuando decida volver por aquí. Prometo ser lacónico en futuras ocasiones.

    Un afectuoso saludo.

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  5. Airuna, la partida es ficción, pero esa ficción es toda la partida. No hay más fuera de ella.

    Cuando termina la ficción, la jerarquía, se acabó todo. Los peones, con los reyes, los terneros con los poetas, todos a sus cajas…

    ¿Importa algo llegado ese momento? La ficción es efímera, como la vida. Solo puede importarnos lo que en esa ficción ocurra.

    Saludos Airu, y mis mejores deseos a todos y todas.

    Feliz Navidad a quienes la celebréis. Yo seguiré leyendo, a ver qué tal me sienta…

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  6. Luís,
    Ahí discrepo contigo. Novedad dónde las haya. La partida, o nuestra vida, no creo que sea lo único que existe. Menos aún que cuando termina se acabó todo. Para mí no, o esto de vivir sería un mal invento.
    El peón, el rey, el cordero y el poeta volverán a la caja. Pero LA vida, que no SUS vidas, seguirá. Y como tal, se empezará otra partida. Más intensa, más interesante, más poética o todo lo contrario, a saber. Cuando esa partida se termine: todo quisqui de nuevo a la caja y a volver a empezar. La energía no se crea ni se destruye ¿y que es sino la vida?
    Hasta pronto,
    Airu

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  7. Apreciado Luis, vuelvo por aquí otra vez, antes siempre lo hacia pero en silencio. Gracias a unas buenas y únicas amistades, que usted bien conoce, me he animado a participar en su maravilloso blog que invariablemente sigo. Lo primero, darle las gracias por su pronta respuesta y dedicación en la misma.

    A continuación, tratare, al igual que usted, de ir idea por idea, pero bien conoce mi hacer y sabe que el orden no es uno de mis mayores fuertes. Por lo que con probabilidad disperse los conceptos y temas, creo pese a ello que podrá/podrán seguirme, estoy segura de ello.

    La primera idea que expongo: “Personalmente no creo en una jerarquía y mucho menos en la que esta sociedad estipula y da por válida”, con ella no me refiero expresamente a la jerarquía social, a pesar de que el carácter de mi discurso tenga un fuerte tinte social. Que bien sabe usted, es lo que me priva.
    Con dicha intervención trato de trasmitir la idea de que ni de manera social ni de manera natural creo en una jerarquía, porque, por otro lado, lo natural al ser explicado por Humanos pierde su carácter puro para pasar a ser una interpretación consensuada por seres subjetivos.

    “La RAE define jerarquía (De hierarquía) como:
    1. f. Gradación de personas, valores o dignidades.
    2. f. jerarca.
    3. f. Orden entre los diversos coros de los ángeles.”

    Si les parece, a los ángeles, sus coros y al jerarca los dejamos por el momento, que están muy bien donde están. Pero me parece interesante resaltar la palabra que da comienzo a la primera de las definiciones: Gradación.
    Creo que el Ser Humano ha establecido una gradación, no casual por supuesto, a la hora de interpretar la lógica que cree ver en la naturaleza y a la que él inequívocamente pertenece. Digo cree ver ya que opino firmemente que la mirada de cada cual, la perspectiva, el punto de mira… modifican, inconscientemente, al objeto o sujeto observado.
    Por lo tanto me planteo ¿Por qué la naturaleza tiene que ser lo que unos, desde su mirada subjetiva, hayan consensuado o acordado que sea? Y con esta pregunta incluyo a la jerarquía que exalta: “Hablo de jerarquía en sentido amplio, lato, profundo y originario”, yo tanteo entones: ¿Existe una jerarquía originaria? ¿O esto de lo que hablamos es el producto de las conclusiones de ciertas personas, ahora celebridades, de antaño que llegaron a consensuar opiniones (que no descubiertas en su pureza) y que se perpetúan hasta el día de hoy tomadas como naturales?

    “Usted es jerárquica por naturaleza, como lo soy yo, en su forma de pensar, de moverse, de recordar, y de metabolizar la glucosa… Los organismos vivos estamos clasificados, estructurados, organizados…” Estoy de acuerdo con usted, podemos establecer (proponer un método ficticio) un orden, una lógica que rige la naturaleza. Pero difiero en que esto tenga algo que ver o esté fundado en una gradación, un orden con carácter superior o inferior y a demás natural. Creo que ese aspecto de orden (arriba-abajo, primero-último, etc.) es una creación y como no puede ser de otra forma, natural-social. En varias ocasiones me señala mi error por mezclar natural con social y es que no me queda otra, no creo que sean mudos tan diferentes o que sean mundos diferentes siquiera, sino todo lo contrario. Creo que el Ser Humano ha ido creando esa naturaleza, por lo tanto diferir lo natural y social no es una idea que tenga muy clara: ¿Primero realidad y luego conocimiento? O ¿Conocimiento y luego realidad? Y si en primera instancia encontrásemos al conocimiento, que es lo que creo, su afirmación, “Existen numerosos órdenes naturales: biológicos, químicos, fisiológicos, etc. Y vaya que si el ser humano los ha conocido. Los puede explicar, analizar, aplicar y predecir. ¿Acaso no es eso conocerlos?”, no sería del todo adecuada, ya que no los conocería en esencia sino que los habría creado y después universalizado.

    Otra de las ideas tremendamente interesantes que ha sacado a la luz: “La manía humana de ordenar nos trae de cabeza en muchas cuestiones y puede servir para dar forma, control, a lo desconocido. Introduciré otra cuestión, para liarla parda por completo. ¿No es, en ese caso, la religión, una forma de ordenar jerárquicamente lo desconocido?” Maravilloso planteamiento y cuestión que últimamente, también, azota mi mente. He estado pensando sobre este tema y he ido encontrando ciertos paralelismos entre ciencia y religión, sobre todo si nos centramos en tema que nos atañe, la jerarquía de dichas organizaciones. Pero es un tema a debatir en otra ocasión, espero cercana.

    En otro punto me pide explicaciones sobre un planteamiento mal expuesto o incompleto, así que trataré de mejorarlo: “Poco a poco voy creyendo que esas ideas de absolutismo, de certeza, de unidad, etc. ya no valen, la era de “lo explicaremos objetiva y certeramente, por lo tanto será lo único válido” es ya anciana y la fuerza que posee tiene un carácter profundo y arraigado, pero poco a poco pierde potencia.”
    En este planteamiento quizás sí tire más hacia las Ciencias Sociales y su maldita manía de asemejarse a las Naturales con lo que respecta a método, intervención, etc.
    Pero yo trato de llegar un poco más allá e intentar comprender el porqué de ese capricho, ¿por qué tratar de emular a las Ciencias Naturales? ¿Por qué la necesidad de ese reconocimiento social? basado en: “Nadie tiene nada que decir sobre mi intervención, planteamiento o idea ya que científicamente es así y asunto cerrado (lo relaciono con la certidumbre que planteé en mi primera intervención). Miedo, miedo a no tener ese poder, necesidad de exclusividad, de crear círculos cerrados que proporcionen esa posición (creada) social superior, opino.
    Con lo que me plantea, el “ya no valen”. Lo afirmo porque creo que hoy en día se trata de cambiar de paradigma, proporcionar otra visión. Empezando desde las Ciencias Naturales, progenitoras de todas las ciencias y las que mayor influencia tienen sobre la sociedad, queramos o no, hasta las Ciencias Sociales, fuente infante de conocimiento todavía por madurar. Durante una época, la modera, la forma de crear ciencia válida era una y poseía ciertas características a las que se suman los adjetivos referidos.
    El absolutismo, los círculos cerrados de ideas, la unidad e igualdad, la certidumbre, etc. son conceptos que poco a poco, creo, se van perdiendo, dada la aparición de las nuevas ciencias (más relativas por tener como objeto de estudio a los sujetos) y su influencia sobre las veteranas. Espero haber esclarecido, aunque sea mínimamente, mi idea.

    Creo que me he excedido por hoy, así que paro aquí, no quiero resultar pesada.
    Hoy es noche buena (otra norma social) y para no resultar extravagante ni entrar en otro debate: Le deseo que pase una agradable noche en torno a esas personas que tanto quiere, disfrute de ellas y deje que ellas disfruten de usted.
    Los mismos deseos para todos los participantes. Disfruten y vivan, que lo que pasa no vuelve (y eso sí es así).

    Un cariñoso saludo. La Hippie

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  8. Estoy disfrutando de las discusiones de esta sección. Espero que sigan los comentarios.

    Airuna, para nosotros la partida, nuestra vida, sí es lo único que existe, a menos que recurramos a otro tipo de vidas o a la creencia en la reencarnación.

    Al hablar de vida, yo pienso en la vida biológica o natural. Desde este ángulo no concibo la vida sino sujeta a las vidas particulares de los que la «portan». Quiero decir que «LA vida» y «SUS vidas» son inseparables, son lo mismo. No hay «LA» vida sin «SUS» vidas como no hay «SUS» vidas sin «LA» vida. La vida no puede seguir sin las vidas particulares de los organismos vivos. Si éstos no existiesen, tampoco «LA» vida existiría.

    La energía no se crea ni se destruye, pero la vida sí.

    Saludos y Feliz Navidad.

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  9. Judío,
    Pues mira por dónde que yo creo que LA Vida, así con mayúsculas, no se destruye ni se crea tampoco. Es una teoría del todo particular, y de la cual no pretendo convencer a nadie.
    Basta con seguir el curso de un embarazo para darse cuenta que lo que se está gestando allí va más lejos de la biología. Las celulas deberán formarse, cierto, pero la vida existe de antemano, y desde el minuto prácticamente zero. ¿Cómo llamarle a ese impulso, sino, que hace posible que se forme un ser humano, una ballena o cualquier ser vivo? Yo creo que ese impulso, o energía, forma parte de un ente mayor. Una masa de VIDA, un todo energético, del que se nos es dado un pellizquito para desarrollarnos en NUESTRA vida. Y en la que sin remedio, nos confundiremos de nuevo al morir. Así, tambien a mi entender, sólo es necesario cuestionarse la muerte misma para ver que si todo queda aquí, en este mundo, si la vida empieza y termina con nosotros, con nuestro ser corporal, entonces es que este tinglado de vivir es un pasatiempo carente de todo tipo de sentido. Es mi particular visión, repito.
    Feliz Navidad y muchas gracias por alentar este debate, me resulta francamente rico.
    Airu

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  10. Leo y releo con interés sus disquisiciones. Y aunque no puedo permitirme asaltarles de improviso, si haber sido invitado, si que me tomo la licencia, de decirles, que según entiendo, todos, lo que dicen, tienen partes de verdad, pero en si, la única realidad , para mi, con la que podemos contar, es que todo empieza el día de la fusión físisa y termina con el último latido de nuestro corazón. Todo lo demás, son alivios y pomadas que buscamos y ponemos a nuestras atormentadas y asustada mentes ante el vacio de la nada.
    A la nada solo la sustituye la vida. Y la vida está perfectamente definida y demostrada. Y vivir esa vida, saltándose la jerarquías o escondiéndose en la caja, junto a los peones, o haciendo lo que seas capaz, puedas o debas, es el único infinito posible.

    Gracias. Y seguid, por favor.

    Galileo

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  11. Galileo, no necesita invitación. Su presencia, como la de cualquiera que quiera animarse a interpretar lo propuesto o a proponer, es bienvenida.

    He de confesarle que se acerca usted mucho a mi idea de (in)finitud. Más allá de nuestra vida corpórea, está la nada. La nada por no haber nada o por serlos imposible conocer el «algo». En un caso y en otro, los intentos de trascendentalidad más allá de lo corpóreo son utopías. Y la utopía (no os hechéis encima de mí por esto, amigos hippies) puede convertirse en un no-vivir el presente.

    «Y vivir esa vida, saltándose la jerarquías o escondiéndose en la caja, junto a los peones, o haciendo lo que seas capaz, puedas o debas, es el único infinito posible.»
    Por lo menos es el único finito «sabido».

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  12. Sí, científicamente no puede demostrarse que haya nada más allá de la vida corpórea, supongo. Nadie nos envía postales desde el más allá. No puede vislumbrarse de ningún modo. Ni ponerse en un laboratório un pedacito de vida tal cual y estudiarla hasta la saciedad. Vale. ¿Y sólo por eso debemos conformarnos con que todo termina el día en que nos cierran las cortinas? Lo siento, pero no.
    Hay cosas que aún no pudiendose demostrar, uno siente que existen. Y no hablo de Dios ni nada por el estilo. Cierto es que hay una dosis grande de fé en lo que digo, pero está claro que cuando decimos «yo» nos referimos a algo más que «mi cuerpo». Y ese «algo más» es de la misma naturaleza para el peón, que para el rey, que para el cordero. Por lo tanto deben de provenir de una fuente común, digo yo. Es por eso que se me antoja posible que, una vez abandonado el cuerpo (que ese sí perece) cada uno de esos «algo más» a lo que antes hemos dado en llamarle «vida» o «energía» deben transformarse en otra cosa.
    Si la realidad se acabase con nosotros no habría quien encontrase sentido a nada…¿para qué serviría estudiar, sentir, pensar, amar, descubrir y un tan largo etcetera? Si la vida es finita, ya podemos tumbarnos al sol y esperar que nos sorprenda la muerte: qué más dará.
    Saludos a todos,
    Airu

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  13. Vaya cómo están dando de sí unas pocas líneas. Esto es predisposición. Gracias a todas y todos.

    El debate, como habréis observado, nos obsequia con una vuelta de cabrestante. Rumbo a la metafísica, de nuevo, una vez más. Hacia esa tierra umbría de la que nadie ha salido convencido o clarificado.

    Pero la filosofía no es respuesta; es búsqueda y asombro. Lo que hacemos así, ahora, es filosofar. ¿No es maravilloso, radiante, enigmático, deslumbrante? Se nota que sigo enamorado. Como el primer día.

    Airuna, estimada contertulia, me gusta discrepar de ti, pues tengo la creencia de que podremos discutir ad infinitum sin reñir. Eso no puede hacerse con mucha gente.

    «El peón, el rey, el cordero y el poeta volverán a la caja. Pero LA vida, que no SUS vidas, seguirá. Y como tal, se empezará otra partida.»
    La vida seguirá, claro, pero no necesariamente con su materia. Me exlico. Los compuestos de los que está formada la vida, principalmente carbono, hidrógeno, nitrógeno y oxígeno, forman tambíén parte de multitud de formas inertes. No es exagerado sostener que las partículas que nos constituyen pudieron formar parte de una roca algún día (y de la roca pasar a la tierra, de la tierra al vegetal y el vegetal a la ensalada). Un ejemplo mucho más bonito planteó David W. Deamer, cuando hablaba de que somos «hijos de las estrellas». Las estrellas y su materia han formado la Tierra y esta, en definitiva, a los animales.

    Por tanto, la energía se transforma, cierto hasta donde sabemos. La vida también se transforma, y se perpetúa. Pero, ojo, ¿es posible la consciencia sin un soporte material? Esta es mi pregunta de oro. Llevo obsesionado con ella muchos años. Y, obviamante, no tengo respuesta. La ciencia, que no la creencia, tal vez algún día la dé.

    Cuando termine mi partida (espero que sea tarde, tengo mucho que decir), empezarán muchas otras. Pero no jugaré yo. Como mucho, formaré parte de un alga o de una estrella, o de otra persona (hijos, transplantes, etc.). Pero mi con(s)-ciencia no retornará. Muchas personas creen en el más allá, la reencarnación, etc. Pero no saben que eso sea cierto o falso.

    Yo no creo, me limito a observar y a saber (lo que pueda ser sabido). Observo que no hay evidencia de otras vidas futuras. Observo que la vida es limitada por un ente corpóreo. Observo que no hay indicios si quiera de que la conciencia pueda subsistir sin entidad física (y cuando uno muere, la entidad, la organización, la jerarquía, desaparece). Y observo que los estudios (científicos, claro, la poesía o la teología no pueden hablar de cerebros como materia) apuntan poco a poco hacia hipótesis mucho menos románticas de lo que nos habría gustado.

    El alma está en el cerebro, dice mi estimado Punset. No le he escuchado algo tan tajante en mucho tiempo. Sin cerebro, no hay alma.

    «La energía no se crea ni se destruye ¿y que es sino la vida?»
    Bien, pero la energía es muy anterior a la vida, y es independiente de ésta. Vida implica energía. Energía puede, o no, ser vida.

    «La partida, o nuestra vida, no creo que sea lo único que existe. Menos aún que cuando termina se acabó todo. Para mí no, o esto de vivir sería un mal invento.»
    ¿Por qué existe ese pensamiento generalizado de que la vida sin trascendencia no tenga sentido? Iré más lejos, ¿por qué la vida tiene que tener un sentido? Aplicamos un criterio humano para dirimir cuestiones metafísicas. Y pasa lo que pasa. Si la vida tiene un sentido, es porque se lo damos.

    Si «estudiar, sentir, pensar, amar, descubrir y un tan largo etcetera» nos procura una existencia placentera, ¿para qué necesitamos sentidos extraños o profundos a lo que quizá no los tenga? ¿Acaso dejarías, estimada Airuna, de estudiar, sentir o amar si te garantizasen que después no hay nada? Yo no.

    ¿Sabes por qué? Porque me hace feliz. Ahora, aquí, en esta vida, la única que conozco, la única que seguro tengo disponible.

    «Si la vida es finita, ya podemos tumbarnos al sol y esperar que nos sorprenda la muerte: qué más dará.»
    Esa es la parte negativa del existencialismo. Ante la falta de sentido, vivir el sinsentido. Yo propongo: ante la falta de sentido, creemos un sentido.

    Y si lo podemos crear con lo que contamos (las personas, el mundo, las realidades) para qué demonios utilizar reencarnaciones, resurrecciones o dioses. (Aquí aparece Luis, miembro de la Radical Academy of Philosophy.)

    Ahora bien, que cada cual se las apañe como pueda y quiera.

    «Si la realidad se acabase con nosotros no habría quien encontrase sentido a nada…»
    Estás a un paso del existencialismo puro. El siguiente paso es una inferencia: la realidad se acaba con nosotros. Deducción: No hay quien encuentre sentido a nada.

    Cuidado con Sartre, Airu, no lo leas en las próximas semanas. No quiero perderte. [Broma de humor negro con cariño y respeto]

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  14. Airuna, no acabo de entender por qué nuestra finitud conduce necesariamente a la falta de sentido. ¿Qué problema hay en que todo termine el día en que nos cierran las cortinas? Formúlate a ti misma las preguntas que haces pero en presente: ¿para qué te sirve estudiar, pensar, sentir, amar o descubrir?

    A mi modo de ver, el sentido de nuestro vivir debe ser encontrado en la propia finitud y está relacionado con que demos respuesta a nuestras inclinaciones. Estoy convencido de que tal sentido puede ser hallado dentro de esa finitud de la vida. Si la vida es finita, no nos tumbemos al sol y esperemos la muerte, todo lo contrario precisamente, aprovechémosla, que no vuelve, que no tendremos otra partida.

    «[…] Las celulas deberán formarse, cierto, pero la vida existe de antemano, y desde el minuto prácticamente zero.»

    ¿Quieres decir que la vida existe al margen de los seres vivos y que éstos, al nacer, participan de dicha vida? Si es esto lo que postulas, en principio no puedo estar de acuerdo. La vida surgió en nuestro planeta en un momento dado (basándose en los restos fósiles, los científicos sostienen que comenzó hace casi 4 mil millones de años), a partir del cual ha permanecido hasta nuestros días bajo la forma de seres muy diversos. (No se ha tomado un descanso desde entonces, es increíble.) Pero tuvo un comienzo y tendrá un final. (A lo sumo, nos dicen, a la Tierra le quedan los años que le quedan al Sol, unos 5 mil millones de años, cuando nuestra estrella entrará en su proceso de extinción. Y con la Tierra desaparecerá la vida en ella.)

    Claro, pero, ¿qué pasaría si en realidad la vida formase parte de la complejización química del universo, es decir, si la sofisticación de las estructuras químicas derivase inevitablemente en el surgimiento de la vida?, o sea, ¿qué pasaría si la vida se incluyera en el funcionamiento intrínseco del universo? Esto, sin duda, haría más probable la existencia de vida en otros lugares del universo y nos llevaría a pensar si la vida es «algo más» que lo que encarnan los seres vivos. ¿Es a esto a lo que te refieres cuando hablas de LA vida? Me parece que no porque no consigo enlazarlo con tu idea del sentido que la infinitud de LA vida nos ofrece.

    Saludos. Estoy contigo en lo del debate (o debates): rico, rico.

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  15. Para evitar eso, actualiza la página antes de comentar, por si hubiese alguna novedad.

    Puedes hacerlo pulsando desde el explorador, o pulsando en el título de la página. Entonces aparecerán los últimos cambios.

    Ya he notado algo raro. Venimos a decir lo mismo. Coincidimos en eso. Aprovecho para destacar tu frase: «[…] el sentido de nuestro vivir debe ser encontrado en la propia finitud y está relacionado con que demos respuesta a nuestras inclinaciones»
    Me gusta, y la suscribo.

    Un saludo desde la noche navideña.

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  16. Bueno, bueno, veo que no paramos ni por Navidad. El Papá trabajando y llevando regalos; el Papa, apagando las velas de San Pietro y nosotros aquí, dale que te pego.

    Apreciada Hippie, encantado de que vuelva por aquí, todas las veces que quiera. Me alegro de que le hayan animado a integrarse de modo activo en la página. Tiene usted buenas compañías.

    Su escepticismo se engrandece por momentos, y habrá que controlarlo, antes de que sea peligroso.

    Sigo citándole. «[…] ni de manera social ni de manera natural creo en una jerarquía, porque, por otro lado, lo natural al ser explicado por Humanos pierde su carácter puro para pasar a ser una interpretación consensuada por seres subjetivos.»

    Usted podrá creer o no, pero los hechos nos hablan de orden. El tiempo es un orden jerárquico y no depende de la interpretación. Su escepticismo falla en una sentencia:
    «Disfruten y vivan, que lo que pasa no vuelve (y eso sí es así).» Por completo de acuerdo. La situación pasada fue presente a pesar de la actual ausencia de tal o cual significante determinado por el espacio. Lo que pasa no vuelve, sentencia usted. Ahí tiene una jerarquía.

    La cadena animal: otra jerarquía. Distinta, pero jerarquía. Las especies inferiores (evite cualquier «socialización» del término) dependen de otras más inferiores para sobrevivir y así sucesivamante. Una especie tiene a otra de un «escalafón inferior» en su cadena alimenticia y dicha especie es parte de la cadena de otra superior a sí. Ley natural. Por mucho que la intente modificar, permanece. Y estaba mucho antes que nosotros.

    La cuestión es bien sencilla. La evolución natural dispone que los ecosistemas necesitan especies de distinto tamaño e impacto sobre el medio. La misma selección natural hace que los individuos más fuertes de una manada se conviertan en dominantes. Ellos ostentan el poder y disfrutan los mayores privilegios, pero han de responsabilizarse de la seguridad del grupo frente al enemigo y de la competencia por los recursos.

    La dominancia permite que los dominantes se sobrepongan ante los dominados de forma que el conjunto sale ganando. Esto es irrefutable, es un hecho. Basta con estudiar el comportamiento animal.

    Otra cosa sucede con los humanos, un tipo especial de animal. También hay competencia por los recursos. Y los hay más fuertes o más débiles. Hace cientos de miles de años también los homínidos y el homo, tenían grupos con miembros dominantes.

    Todas las especies que tienen un comportamiento gregario se organizan jerárquicamente, y puedo asegurarle que no se ha conseguido gracias a «establecer (proponer un método ficticio) un orden, una lógica que rige la naturaleza.» Ese modo de organización no está propuesto por nadie ni es ficticio. ¿Me negará esto también?

    El más fuerte defenderá mejor la manada y tendrá los mejores descendientes, que garantizarán la mejor supervivencia. Evolución, jerarquía.

    Pero eso cambió. En el momento en que el ser humano comenzó a distribuir (proponer ficciones, ahora sí) la seguridad, los recursos, etc., y creó jerarquías, muchas veces injustas.

    Pero no me diga, alma de cántaro, que la naturaleza es «lo que unos, desde su mirada subjetiva, hayan consensuado o acordado que sea», porque me saltan las lágrimas.

    Sigue luego con: «¿Existe una jerarquía originaria? ¿O esto de lo que hablamos es el producto de las conclusiones de ciertas personas, ahora celebridades, de antaño que llegaron a consensuar opiniones (que no descubiertas en su pureza) y que se perpetúan hasta el día de hoy tomadas como naturales?»

    Existe, claro está, una jerarquía originaria. La misma que ha conseguido que unas especies dominen sobre otras y que las más hábiles, fuertes, etc., se queden con el pastel. Piense que no es producto de ciertas personas concretas, como lo puede ser una ley. La gran diferencia es que las mismas conclusiones son extraídas en cualquier cultura y tiempo, con o sin ciencia. Vaya usted a Australia, comuníquese con un aborígen y verá como respeta profundamente la jerarquía animal, porque la ha deducido de la observación.

    «Creo que el Ser Humano ha ido creando esa naturaleza, por lo tanto diferir lo natural y social no es una idea que tenga muy clara».
    Atribuye usted al ser humano demasiado protagonismo.

    Sobre los paralelismos entre ciencia y religión en tanto que a la jerarquía, me temo, anticipándome a su opinión, que tampoco coincidiremos. La gran diferencia es que la ciencia trabaja con saber y la religión con creer. Imagínese el resultado de ambas jerarquías. Para otro día.

    «¿Primero realidad y luego conocimiento? O ¿Conocimiento y luego realidad?».
    Nuestro conocimiento procede de la experiencia con el mundo, pero requiere de unas estructuras que lo analicen. Decir que la realidad está influida por la observación no es lo mismo que decir que nuestra percepción de ella es diferente a la realidad. Habla de la esencia de la realidad. ¿Qué es eso?
    Nuestra visión del mundo, como decía Kant, pasa por nuestra sensibilidad. Pero con ello no eliminamos la posibilidad de conocer. No poder conocer «en esencia» no quita poder conocer con un grado enorme de aproximación.

    El escepticismo, como actitud que supone un examen cuidadoso y crítico respecto a cualquier criterio de conocimiento o de conducta real, es muy positivo. Deja de lado los dogmatismos y pone en duda. Pero su expresión radical, a saber, que la realidad no se puede conocer, anula la posibilidad de decir algo sobre el mundo.

    Queda anulada la legitimidad de toda especulación científica o filosófica. Lo cual resulta absurdo. Pero no lo demostraré ahora.

    Termino, sin haber cumplido mi promesa de brevedad, pero en un útlimo intento.
    «¿por qué tratar de emular a las Ciencias Naturales? ¿Por qué la necesidad de ese reconocimiento social? basado en: “Nadie tiene nada que decir sobre mi intervención, planteamiento o idea ya que científicamente es así y asunto cerrado (lo relaciono con la certidumbre que planteé en mi primera intervención).»

    No entiendo qué quiere decir con «prestigio social» al emular las ciencias sociales. El problema estaría en transformar las ciencias sociales, en no sentenciar sobre cuestiones humanas (las más complejas), pero no en cambiar la visión de las ciencias naturales. ¿Cuál es el problema de tales disciplinas?

    Gracias por su participación. Mis mejores deseos para usted y los seguidores y seguidoras del debate.

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  17. Jerarquía. Primer ejemplo. Uno piensa en adquirir un cachorro de perro. Toma la determinación de leerse algún libro para no ir del todo a ciegas en el asunto. En ese algún libro se le explica que a la hora de tomar partido por uno u otro cachorro… sí importa la calidad de sus juegos donde observamos su vitalidad, etc… pero lo fundamental es someterlos a la siguiente prueba: tomar al cachorro y voltearlo sujetándolo panza arriba con la mano contra el suelo. Si el cachorro se somete dócil a esa presión (en fin, todo lo dócil o tranquilo que puede uno esperarse que sea un cachorro juguetón) probablemente estemos ante nuestro cachorro: la mejor elección.

    Ah pero hablamos de docilidad y someterse, y la función del perro será la guarda… ¿no era el mejor amigo del hombre?

    Probablemente el perro no tenga cerca a su progenitor macho (hablamos de algunos criadores, no de familias), o no lo haya tenido para intervenir en su educación hasta ese momento. Pero si lo hubiera tenido… esa sería la prueba a la que le sometería su padre. Una prueba constante. El cachorro que no acepta la jerarquía está condenado a la muerte. El padre acabará con él. Porque el cachorro no comprenderá que todo tiene un límite, y seguirá forcejeando. Y esa será la señal que disparará el mecanismo de aniquilación en el padre…

    Con algo que constantemente se nos rebela, entablamos una lucha. Pero no cooperamos. Otra cosa es el crecer, otra cosa es el desarrollarse, el Individuo… sea este perro o humano animal. Hay que tener en cuenta que los ”cachorros humanos” no pueden adquirirse de esa manera. Pero me detuve mucho rato aquí porque todo esto, sí, esto es un tema complejo…

    Luego la expresión no se puede enseñar poesía a un ternero. O como lo decía Susan Forward, es imposible enseñar a cantar a un toro, porque el toro nunca va a aprender, nosotros nos vamos a sentir frustrados y encima el toro se va a cabrear (círculo de negatividad)… Susan Forward ahí trataba de explicarnos por qué es imposible lidiar con un misógino… La cito en ‘Cuando el amor es Odio’.

    ¡Que la partida siga… partiendo del principio de la energía! Lo dudo. Mucho. No fue eso lo que yo grité desde el más profundo pavor cuando me asomé al Abismo… Creo en mí, aunque mis creencias estén teñidas por mis sentidos. Pero quizás me haya ido del tema en este punto. Pero la vida no tiene menor sentido por contar con ese límite. Al contrario produce premura y prioridad el Vivirla.

    Y me voy a atrever a recomendar en su espacio, señor Cortés, el trabajo de un hombre, Carlos Muñoz: ‘Tocándonos, un conocimiento desde cuerpo’. Creo que era en ese trabajo donde nos hablaba de la diferencia entre sabiduría y creeduría

    Además también estaría y casi que diría por encima de todo: nuestra propia jerarquía, la que hemos interiorizado, a través del paso por la rueda de la experiencia: de cachorros humanos a Individuos.

    Un saludo.

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  18. Madre mía del amor hermoso…dos contra una…jajajajja. Bueno, intentaré defenderme como pueda, aunque advierto que vengo de una comida navideña de cuatro horas y puede que este no sea mi mejor momento para concentrarme a filosofar. Pero me apetece y sé que no podría dejar de pensar en ello si no lo suelto ya. ¿Impaciencia existencialista?¿Vitalismo negativo? ¿enamoramiento filosófico? qué más dará la etiqueta…que tengo ganas de contestar y allí voy. Procuraré ser críptica, puesto que yo tambien intuyo que podríamos discutir ad infinitum sin reñir y lo que es aún mejor: sin perder las ganas de seguir debatiendo. Cierto es: no pasa a menudo, u sea que (por mí) disfrutémoslo, espero no agotaros la paciencia por el camino.

    Vamos a ver…Selecciono un recorte de tu respuesta, apreciado Luís, por aquello de empezar por algun lado. Dices:

    «Cuando termine mi partida (espero que sea tarde, tengo mucho que decir), empezarán muchas otras. Pero no jugaré yo. Como mucho, formaré parte de un alga o de una estrella, o de otra persona (hijos, transplantes, etc.). Pero mi con(s)-ciencia no retornará. Muchas personas creen en el más allá, la reencarnación, etc. Pero no saben que eso sea cierto o falso.»

    Muy bien resumido. Supongo que ahí está la base de nuestra discrepancia. Ni tu, ni yo, ni judío, ni nadie (que yo sepa) conoce con exactitud la respuesta a si es posible la vida sin «soporte material o corpóreo». Yo me inclino a pensar que sí. ¿Por qué? Bien, es cierto que no puedo sustentar mi creencia sobre una base científica. Puestos a observar, diríamos que como toda la vida que vemos está limitada por un ente corpóreo, luego será que sin cuerpo no hay vida. Pero ¿qué hay de la intuición? Nos brinda tambien algunas explicaciones, aunque (por ahora) nuestra razón no sepa traducirlas matemáticamente, ni encadenarlas en un ciclo perfectamente explicado. La intuición, esa otra manera de observar la realidad que a mucha gente hace sentir tan y tan insegura, dice que si bien no se puede observar la vida sin cuerpo sí
    que es posible (sin mucho esfuerzo) darse cuenta de:

    A) hay vida en muchas clases de cuerpos distintos.

    B) Toda forma de vida, con más o menos nivel de consciencia, tiende a respetar los mismos principios. Sobrevivir, crecer y reproducirse.

    Qué curioso ¿no? Luego el cuerpo condiciona la vida pero no la define, ni le dá naturaleza por sí misma. Esas distintas formas de vida, observables a través de distintos soportes corpóreos, tienen una esencia parecida. La vida en sí trasciende el ente corporal. A esa conclusión llego yo. ¿Y de dónde viene la Vida? Ah, amigo. Yo tambien llevo una eternidad y parte de la otra dándole vueltas al asunto.

    Démos un pasito más, esperando no pareceros retórica: no hablaemos de fósiles. Hoy: hombre y mujer, hacen sus cosas y conciben un bebé. ¿En qué momento llega la vida? ¿? ¿En qué momento la biología le cede el paso a la mágia? ¿O estaba la vida primero? Aquí podríamos debatir mucho, sobretodo si dejamos caer el concepto casualidad/causalidad ¿Qué hace que un espermatozoide fecunde a un óvulo? Sí: está científicamente explicado. Pero ¿Por qué unas veces sí se dá vida, otras no? ¿Chiripa?¿Caprichos de la naturaleza? Bueno. Yo tiendo a pensar que la vida le lleva ventaja (y mucha) a la biología, y que el embarazo no es más que la «espera» a que se fabrique un ente corporal con el que la vida como tal pueda pasearse durante un tiempo por la faz de la tierra (en nuestro caso). Suena a ciencia ficción, lo sé. Y si muchas veces paso de intentar explicar mis creencias es por eso justamente. Espero que no os dé un ataque de risa. Pero yo creo eso.

    Por otro lado, dices Luís
    » Observo que no hay indicios si quiera de que la conciencia pueda subsistir sin entidad física (y cuando uno muere, la entidad, la organización, la jerarquía, desaparece).»

    Bueno se me escapa el discurso técnico, que seguro tú dominarás, pero ¿dónde habita el inconsciente? ¿existe algo parecido al inconsciente colectivo? ¿Acaso no carece de soporte corpóreo?
    Y, en cuanto a la segunda parte de tu afirmación. «Cuando uno muere la entidad, la organización, la jerarquía desaparece.» NO. NO. Rotundamente NO. Cuando uno muere, muere con él toda la jerarquía corporal, la terrestre, las reglas materiales, si quieres incluso las organizaciones de la naturaleza, pero la verdadera jerarquía para mí se dá justamente en ese instante. El de la muerte. La energía (o vida) vuelve a su fuente de orígen. Se funden los egos. Y se regresa al inicio. Todas las fichas a la caja de nuevo: se terminó la función.

    Pero ese inicio ya no es igual que antes de partir: eso es lo que para mí da sentido a ESTA vida. Creo algo parecido a que, desarrollándonos al máximo mejoramos la Vida en general. Es por eso que no vale la pena tumbarse al sol a esperar que te sorprenda la muerte. No hemos nacido para perder el tiempo, o sinó no estaríamos aquí. Si mi saber sólo va a servir durante mi vida, me parece de una inutilidad bárbara. ¿Para qué coleccionar sabiduría que no servirá de nada cuando yo no esté? Si, me hace feliz darle al coco, como tantas otras cosas en la vida, pero me hace doblemente feliz si encuentro en ello un fin último más allá de mí, eso es todo. ¿Limpiaríais con igual ilusión unos cristales, porque os hace feliz, si supierais que total, va luego a llover? Yo los limpio el doble de contenta si sé que sirve de algo, no se si me explico. Voy a poner un ejemplo, que parece que me he bebido los sesos, pero no.

    Supongamos que hay un gran magma energético, un ente global de Vida, un «llamemosle hache» de donde partiría todo impulso vital. Supongamos, para seguir el ejemplo que propongo que tal «magma» es una gran bola de pastelina. Cada una de las vidas que se den serán pedacitos de pastelina que durante un tiempo serán separados del magma común para desarrollarse por su lado. Con un cuerpo en concreto: de peon, de rey, de cordero, el que sea. OK. Durante la vida corporal de esa energía, se establecen una serie de hechos, una serie de cambios, una serie de crecimientos en dicha energía, de manera que al morir el cuerpo se va al garete y la energía vuelve a su fuente inicial, cambiada de como se fué inicialmente. Jerarquía pura. ¿Lo ves? La energía no le queda otra que fundirse de nuevo en lo que nunca dejó de ser ¿o es que acaso yo soy mi pie, mi mano, mi corazón? No. Cuando digo «yo» me refiero a algo más que eso. Bien, pues ese algo más, sería el pedacito de plastelina. Y al morir regresaría al mazacote de plastilina, no sé si me explico. Luego, cuando sacasemos otro pedacito para dar orígen a otra vida, lógicamente el nuevo pedacito no sería «yo» tal y como hoy lo entiendo, pero sí que sería otro «yo» del cual, Airuna habría de algun modo participado, y Luís, y Judío y bla, bla. A mejorar o a empeorar, ahí ya no me meto. Las energías tienen polaridades, por ahí andará la cosa, supongo. Francamente se me escapa.

    Voy a darle al pause, que no al stop. Será mejor observar vuestra reacción al discursito antes de seguir, que yo tampoco quiero lamentar bajas innecesarias, jajajja.

    Mil besos, y gracias por el debate. Mucho más enriquecedor que la sobremesa Navideña. Dónde vas a parar!

    Airuna

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  19. Airuna hago una detención antes de terminar de leerla, ¿de acuerdo? Alguien se muere. Ese muere. Un ser querido: tú más alta jerarquía en el Amor. ¿Le ha sucedido ese trance?

    Tú lo dejas vivo esa tarde, no tan diferente a las otras pero en ti algo dice que eso que has dicho, Sentido, es una despedida definitiva; después de una agonía larguísima que ha acabado con todo en esa persona amada… No le explico detalles acerca del Deterioro. En mi caso todas las noches, durante meses, sufro de un miedo como no lo había conocido nunca (y le aclaro que ya había vivido muchos miedos). Soy joven, tengo diecisiete años. Él tiene cáncer de páncreas, y hace casi un año le han dado sólo tres meses de vida. Esa misma tarde, en la que me dan la noticia, la jerarquía autoritaria, mi padre, su hijo, me prohibe llorar. Mi abuelo era el único que me consolaba y nadie puede consolarme de su próxima muerte. Y las lágrimas además han sido penadas, condenadas (en teoría para que no pudieran perjudicarle a él). Pero él, mi abuelo, se salta todos los pronósticos y sobrevive, y sobrevive, un mes y otro… Pero trabajando. Ya jubilado: no sabe hacer otra cosa que no sea trabajar. Guarda barcos en un muelle, lo que puede encontrar un jubilado. Pero él era así, y ahí sí que no hubo quien le hiciera desistir… terco, un hombre muy terco.

    Todas las noches yo tengo miedo, mucho miedo, a no volverle a ver. Son noches pesadilla pero llega un día que eso también se acaba. Entonces no sale de casa pero se queda en el salón leyendo un libro muy grueso, sobre su tierra… quiere acabarlo. Un hombre que jamás había leído… Todas las noches yo no soy capaz a dormirme porque me horroriza despertar y encontrármelo muerto, y me da pánico que termine el libro. Todo parece haberse convertido en un presagio de la Muerte. Pero llega un momento, en que ves a tu abuela tan destrozada por el proceso degenerativo de la enfermedad que sabes que si él no se va pronto… probablemente terminará llevándosela a ella con él. Eso lo comprendes, aunque no te guste saberlo. Y sí, es una de las formas, cruel forma, en que la vida continúa :]

    Entonces esa tarde en que te has despedido. No sé, porque en realidad tú te estás despidiendo siempre; en cada acto, pero algo distinto, las lágrimas asaltándote los ojos te avisan. El llanto te nubla la visión y sales a la calle donde nadie te puede prohibir llorar. Vas ciega, y andas puede que una hora. Pero a la hora tus pies te han regresado a casa, porque los pies saben que se ha acabado la agonía. Y sí, te encuentras la mesa preparada para las firmas dentro del edificio. Regresas a la habitación donde le habías dejado. Y dios mío, eso es la Muerte. Ya no reconoces a tu abuelo. Es tan Desalmado lo que se siente en ese instante, tan atroz. Es un extraño eso. Ese cuerpo ya en descomposición es un extraño, no es nada tuyo. En una sola hora, quizás dos. No lo reconoces. No salvas la Distancia. Y comienza otro miedo. No hablemos de él porque es ridículo pero existió. Da igual, tu abuelo muere pero no mueren los sentimientos. Tus sentimientos por él Viven mientras tú vivas. O sea yo. No usted. Y vivirán siempre. A no ser que uno enferme de alzheimer y olvide… ahí dudo. Porque cuando se deja de reconocer… Tú (hablo de mí) nunca lo has visto, y un cadáver no es un ser vivo. Yo por el cadáver no puedo tener sentimientos.

    Sucede que son los sentimientos los que nos acercan a los otros seres. Aunque existen otro tipo de nociones que también nos acercan a otros seres… Entonces, sigamos con los sentimientos, que son (ojo, para mí) el valor más seguro, sueñas con él, porque tu abuelo y tu historia con él, todo lo que habéis vivido, son tú y tu abuelo; a veces suceden las pesadillas. No es real pero son muy vívidas. Lógicamente tu cerebro no se ha muerto. Todavía. Y si sientes que algo te quedó por decir… que hubo algo le prometiste que no cumpliste… Pero todo sigue estando en tu cerebro: el cerebro que permanece aún con Vida. Otros días lo echas mucho de menos y entonces lo rememoras, y lo sientes a tu lado. Y descubres que aunque pasen muchos años puedes convocar todo lo suyo a placer; sí hasta sentirlo como algo protector que no te abandona. ¿Eso es negativo? Algunos nos dirán que sí, que ningún apego es bueno. Yo me limito a explicármelo así: le he interiorizado, y esa es una de mis jerarquías. Él tuvo una nietecita que nunca dejó de ser su nietecita… Y eso existe en alguna parte porque mi cerebro todavía existe. Otros visitarán cementerios. Existe el culto a los muertos… Yo los adoro, por ejemplo. Esa tranquilidad que me sobrecoge cuando paseo con ellos. Algunos son tan bellos. Pero prefiero rendirle culto a mis vivos. Me gustaría hablarle de todo ello esta noche. Pero me temo que no le interesará. Y ya es muy tarde para prolongar más la velada y su agradable compañía (la de todos).

    Buenas noches

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  20. Candela,

    Gracias por compartir tu experiencia: ¿Cómo no va a interesarme? Ademas, comprendo muy bien de lo que me hablas: mi abuelo falleció este año, en abril. Tambien comparto que los sentimientos sean la forma de trascender lo corporal en este mundo, y lo único que puede hacernos vivir la realidad que logremos soñar. Todo vale a la hora de sentir: por eso algunas veces aprieta de lo lindo, pero te deja modelar distancias de otro modo insalvables.

    Mira, el concepto de jerarquía que comentas en tu texto, es una jerarquía social basada en la edad. El abuelo, el padre, la nieta. Lógicamente en toda sociedad hay órdenes establecidos, códigos de conducta y demás. Pero para mí ese es un concepto arbitrario de la jerarquía, aunque debo acatarla, sobretodo si es éticamente correcta: sino ni por esas. Por ponerte un ejemplo: llega el día en que un padre no tiene autoridad por el mero hecho de ser tu progenitor. Si no ha sabido labrarse una autoridad moral, afectiva, el hecho de ser mayor que tu no es jerarquicamente suficiente como para ganarse tu amor y respeto. Siempre segun mi opinión, claro.

    Todas esas etiquetas, que si padre, que si hijo, que si bien, que si mal, que si tuyo, que si mío, que si sé más o sé menos, que si soy poderosamente rico o desesperadamente pobre, todas esas jerarquías que nos otorgan uno o otro valor no dejan de ser jerarquías arbitrarias.

    Hay otras jerarquías que no lo son. Todos vamos a morirnos. Para mí esa es la más clara. Todas las normas-etiquetas-categorías sociales se van al garete ante la finitud de nuestra vida. Cuando se acaba la partida ¿Cual es la diferencia jerárquica entre el peon y el rey al dejar el tablero? Ninguna: en la caja todos valen igual. Más o menos como nosotros, creo. Dejamos de existir, luego adiós. Por lo menos, adiós tal y como hoy somos. Quedaremos presentes en el recuerdo de quienes nos han conocido, en el corazón de quienes nos han amado. Pero eso, querida, aunque bonito y existencialmente gratificador, no es estar vivo. Aunque, como bien observas, muere el cuerpo, pero no es eso lo que los vivos lloran. Por eso la extraña sensación que a uno le cala ante el cadáver de un ser querido. ¿Dónde está? Ves su cuerpo, sin embargo te enfrentas desde ese mismo instante a su ausencia: Se ha ido, aunque físicamente puedas verle aún durante unas horas, es evidente que ya no está. Lo que decíamos: somos mucho más que un ente corpóreo.

    Antes de irme, me gustaría darte un apunte del todo personal en cuanto a la elaboración del duelo. Creo que muchas veces se sufre por lo que uno mismo ha perdido, por la ausencia, por la imposibilidad de retorno, por todo aquello que no será. Pero toda moneda tiene dos caras. Y en la otra, se puede observar que aunque tal vez uno haya perdido todo eso, quien se ha ido ha ganado mucho más. Ha dejado de sufrir, si es que ha tenido un tiempo de deterioro antes de morirse. O ha evolucionado hacia otros planos, si es que la muerte le ha sorprendido inesperadamente. Pensando así de quien se ha ido, en el otro que no en tí, duele muchísimo menos cualquier pérdida. Y por supuesto rememorar y guardar lo bueno que se ha compartido eso es insustituible, pero siempre mejor desde la alegría y la gratitud que desde la melancolía. Más llevadero, creo.

    Un abrazo,
    Airu

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  21. Airuna,

    Me ha gustado lo que ha escrito (no lo puedo compartir todo, cierto, y ahora no puedo quedarme a explicarle qué sí y qué no…) pero ya que hablamos de duelos y estamos en un espacio como éste, de interés general, voy a permitirme recomendar un libro que muchos psicólogos piensan que es excelente: ‘Perdidas Necesarias’ de Judith Viorst. Por si algún lector le interesa el tema, aunque sé por experiencia propia que es muy difícil de encontrar

    Un abrazo ~*

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  22. Esto de la jerarquìa me puso a pensar, nunca pensè en jerarquìas, ni en la palabra jerarquìa. Viendo la naturaleza, las hay, procesos donde existen jerarquìas,un orden. A nivel social,las hay impuestas en general, ordenes jerarquicos a respetar,alguien dice que debe ser asì,por ley,por la fuerza,etc…- Luego estan las jerarquìas propias,las mìas. Si asì lo veo, leyendolos y pensadolo, me doy cuenta que de existir jerarquìa en alguien,al menos que yo asì lo sienta, es porque hay un vìnculo de afecto importante como primera cosa y luego lo que esa persona me aporta y de lo cual carezco o de no carecer eso aùn no lo he desarrollado y esa persona si y me lleva a crecer. La jerarquìa,el reconocerla en alguien o en mì misma, tiene mucho que ver con el conocimiento,el saber,la capacidad de dudar.Un beso

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  23. La jerarquía se puede entender de muchas formas, pero claro que existe como natural. La hipie no tiene razón creo yo, por que la naturaleza es jerárquica como explica Luis y la jerarquía social, es otra cosa distinta. También tiene parte de natural, por que el hombre es un animal también.

    Candelaarias es muy triste lo que dices pero muy bonito. No sé si es jerarquía eso o son solo sentimientos pero mandan por encima de otras cosas y ordenan la vida, es eso jerarquía?

    Me gusta este blog, pero me pierdo con muchas cosas, sabeis mucho por aqui. Adiós.

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  24. Saludos.

    Ante todo, Luis Cortés, darle la Enhorabuena por su página ( y por el fanzine también). Llevo varios días leyendo, aunque nunca me he pronunciado y no por falta de ganas, desde luego, más bien por timidez o cobardia.

    No sé si hoy seria el momento más adecuado,porque ya no queda mucho que decir en el debate, al menos no por mí.

    Sencillamente pienso y siempre he pensado que las jerarquias, del tipo que sean son necesaria para tener una vida sana y equilibrada, tanto social, como natural, como sentimental,como dentro de la familia, en un grupo de trabajo (también social). Recuerdo las clases de psicologia laboral,que odiaba, en la selección de personal debias percatarte de quien era el que cogia la batuta como lider (espontáneo), el apuntador, etc..cada uno con su rol, o con su puesto… Creo que la necesidad del orden jerárquica es algo espontaneo y natural siempre, sólo que luego se perfila ya a términos más grandes en la sociedad.

    Esta entrada la he leido enterita, desde el primer comentario hasta el último, su página cumple parte de mis inquietudes intelectuales.

    En realidad queria comentar sólo un libro que me han recomendado,por lo que he leido entre los comentarios sobre la Reencarnación, si la vida sigue o no, y yo, soy muy escéptica, y también pienso que el fin está en el último latido de mi corazón (aunque los que pasan a la historia siguen vivos en la conciencia de los otros,¿no? pero ellos, ¿acaso lo saben?)…El libro» Muchas vidas, muchos maestros» es del psiquiatra Brian Weiss y la Regresión, la historia es que tuvo una paciente Catherine , con un serie de problemas psicológicos, no recuerdo cuales, y le era muy dificil tratarle, no conseguia avance ninguno, hasta que decidió aplicarle hipnosis y entonces ésta cuenta una vida anterior (de hace 4.000 años) que no tenia nada que ver con la actual, y era en esa vida anterior donde estaban todas esas variables predisponentes que le llevaban a sufrir en su vida actual, es decir , hablaba de reencarnación.

    “Todo está conectado. Las almas no tienen raza, religión, sexo o nacionalidad; son almas, una forma pura de energía amorosa. Tenemos que aprender esto y enseñárselo a los chicos”,

    “No somos seres humanos atravesando una experiencia espiritual; somos seres espirituales viviendo una experiencia humana”.

    Así define él la Reencarnación: «Es el concepto de que poseemos un alma inmortal, que puede llamársele también conciencia o espíritu, que abandona nuestro cuerpo en el momento de la muerte física para luego renacer en una nueva criatura para continuar en esa nueva vida con las lecciones que eventualmente la lleven a una realización espiritual plena.»

    En el siguiente enlace, teneis una entrevista que se le hizo (de dónde he sacado sus afirmaciones) por si sentís curiosidad:

    http://www.igooh.com.ar/Nota.aspx?IdNota=6406

    Por cierto, que algunos andabais preocupados con perder a algún lector por la extensión de vuestros mensajes, no sé si habreis perdido o no, pero a mi, me habeis hecho un poquito más fiel e incluso hablar.

    Un Saludo y Felices Fiestas y todo eso.

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  25. Srtamowgly, gracias por su comentario. No conocía el libro que menciona, pero me quedo con la frase que ha extraído de él ya que resume lo que defiendo (yo y mil más antes que yo, seguramente):

    «“No somos seres humanos atravesando una experiencia espiritual; somos seres espirituales viviendo una experiencia humana”.

    Por ahí deben andar los tiros, digo yo. Cierto es que no puede demostrarse científicamente. Tampoco lo contrario puede asegurarse con rotundidad…

    Enhorabuena por la decisión de intervenir, me ha encantado leerla.

    Airuna

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  26. Claro, señoritas, debe ser por eso, que el mundo se mueve como se mueve… que se lo pregunten hoy a la señora Benazir Buttho y a los quince ¿seres espirituales? que desaparecieron con ella
    http://es.youtube.com/watch?v=JY0R-xcKSK8
    porque los seres humanos somos seres muy espirituales.

    Sobre la reencarnación y las regresiones… espero encontrar algo que tengo por ahí guardado en algún archivo y que desmitifica el asunto bastante.

    Saludos.

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  27. Muy buenas a todas y a todos. Permitidme una reflexión sobre el contexto vivido.

    Platón pensaba que la discusión era un buen camino hacia la verdad. Siglos más tarde, la noción de verdad complicó tanto la filosofía que, esas «notas al pie del platonismo» se tornaron en una suerte de fetichización de técnicas y modelos de respuesta. Hay varias verdades, varios modos de entender la verdad y desde donde entenderla. Lo dejo pendiente para otro artículo.

    Prefiero centrarme ahora en repasar los dos temas en que se ha decidido, por sí solo, el debate. Por un lado, está la cuestión inicial: la jerarquía. ¿Existe o es una ficción humana? ¿Es natural o artificial? Por otro lado, las nociones más profundas de jerarquía, las que afectan a la vida misma, nos han conducido a discurrir sobre los fundamentos del ser, la trascendencia y la muerte. Casi nada.

    Me comentó un amigo hace tiempo que tengo, cuando quedamos para hablar, para dar una vuelta, la habilidad de conseguir que cualquier conversación, sobre el tema que sea, termine siendo metafísica. Me ocurre desde muy pequeño. Por lo que sea, reúno esa «tendencia a lo profundo». Tal cualidad (a vuestra elección dejo valorarla como buena o mala) me ha permitido conocer esa «otra cara» de algunas personas. Me ha posibilitado descubrir un ente pensante donde parecía no haberlo y me ha servido, también, para confirmar que brillaba por su ausencia en muchas más.

    Este espacio, muy joven todavía pero lleno de vitalidad, responde, de algún modo a la misma intención. No me interesa de dónde sois o cuántos años tenéis. No necesito conocer vuestro currículo. Aquí, como en la mili, nada importa vuestro pasado…

    Sois entes pensantes y, además (o por eso mismo), personas.

    Abro el explorador buscando una novedad en algún lugar. Y descubro, emocionado, que las novedades empiezan a producirse en el mío.

    Ello me conduce a este meta-comentario. Un comentario que trata sobre los comentarios; no como actos concretos e individuales sino como conjunto. Tengo conciencia de que los seres humanos somos fascinantes. Y me gusta ser humano, para poder ser consciente. Meta-humanidad. Porque consciencia es siempre consciencia de algo. Un algo con parcelas. Una de ellas, como sendero para dibujar el camino, es la gente con la que compartes el sentir y el pensar del que hablamos un día. Y parte de ese sendero, una ramita, un surco o una piedra (trinomía del sendero de la mano izquierda, ¿qué sois vosotras/os?) os lo debo.

    Más allá del espacio real, existe el espacio virtual. Hablo con mucha gente a lo largo de las semanas. Y luego atravieso esa barrera real (en su configuración más amplia) para flotar en la virtual. Virtuoso me hallo por tener con quién hacerlo.

    Gracias.

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  28. Turno de réplicas.

    Airuna, sigo utilizando esta consolidada constumbre de citar, pues ya sabes que agiliza la escritura y facilita el seguimiento.

    En el comentario nº 19, dices:

    «Pero ¿qué hay de la intuición? Nos brinda tambien algunas explicaciones, aunque (por ahora) nuestra razón no sepa traducirlas matemáticamente, ni encadenarlas en un ciclo perfectamente explicado.»
    La intuición es una forma de conocer el entorno (utilizaré el término conocer, ahora, en un sentido popular. En sentido riguroso, la intuición no es una forma fiable de conocimiento). Pero no es estable, depende in extremis de la capacidad intuitiva del sujeto y no es universalizable.

    Yo, por ejemplo, soy una persona muy intuitiva. Y presto mucha atención a esas experiencias, pues en verdad acierto a menudo en mis especulaciones. Pero he de conocer y re-conocer la «jerarquía» existente entre las distintas vías de conocimiento. No puedo basarme en la intuición para afirmar algo (sé que tú tampoco lo haces). He de aceptar esa jerarquía, acatarla, porque me constituye. ¿Alguien vería sensato rebelarse contra sus órganos?

    Si la ciencia no puede traducir las explicaciones de la intuición es porque no son conocimiento stricto sensu. Por otra parte, a la ciencia también le cuesta mucho encadenar las explicaciones en «un ciclo perfectamente explicado». Habrás de reconocer, amiga Airuna, que entre las explicaciones científicas y las intuitivas hay una distancia insalvable.

    Sigues con esto:

    «La intuición, esa otra manera de observar la realidad que a mucha gente hace sentir tan y tan insegura, dice que si bien no se puede observar la vida sin cuerpo sí
    que es posible (sin mucho esfuerzo) darse cuenta de:

    A) hay vida en muchas clases de cuerpos distintos.

    B) Toda forma de vida, con más o menos nivel de consciencia, tiende a respetar los mismos principios. Sobrevivir, crecer y reproducirse.»

    Yo no diría intuición, sino sentido común, Es el sentido común el que nos conduce a deducir A y B. Pero bueno, nos entendemos. No olvides que esas dos proposiciones se pueden demostrar (clave del asunto). No son creencias, son conocimientos. No sólo lo crees sino que lo sabes. Pero ello no demuestra nada en el sentido que tú propones.

    «Luego el cuerpo condiciona la vida pero no la define». Cierto. «[…] ni le dá naturaleza por sí misma. Esas distintas formas de vida, observables a través de distintos soportes corpóreos, tienen una esencia parecida.» Vale, hasta aquí.

    Digamos que la corporeidad es la dimensión pragmática del ser. Existe el cuerpo sin vida, pero no la vida sin cuerpo (hasta donde sabemos, no hasta donde creemos). La vida requiere cuerpo, pero hay cuerpos inertes.

    De acuerdo hasta que dices «La vida en sí trasciende el ente corporal.» ¿Por qué? No lo has argumentado. Llegas a esa conclusión partiendo de unas observaciones que sí son demostrables, pero en ningún caso se deduce de ellas la deseada trascendentalidad.

    Pones luego el ejemplo de la fecundación. Más allá del asombro gigantesco que me produce ese «misterio» de la evolución, te diré que la vida se crea a partir de dos células que ya viven con independencia. Los gametos se fusionan por determinación genética para dar lugar, en seres pluricelulares, al cigoto. El cigoto ya es un nuevo «ser». Diferente de sus gametos creadores.

    La gametogénesis es sólo un tipo de reproducción, cuyo proceso se conoce desde hace años. «¿Por qué unas veces sí se dá vida, otras no?» Por procesos químicos. No todos los espermatozoides son los mejores posibles, es cuestión de genética. Nada de magia. Resultado de una sucesión evolutiva que ha llevado miles de millones de años perfeccionarse.

    Luego dices:

    «No hemos nacido para perder el tiempo, o sinó no estaríamos aquí. Si mi saber sólo va a servir durante mi vida, me parece de una inutilidad bárbara. ¿Para qué coleccionar sabiduría que no servirá de nada cuando yo no esté? Si, me hace feliz darle al coco, como tantas otras cosas en la vida, pero me hace doblemente feliz si encuentro en ello un fin último más allá de mí, eso es todo.»

    La primera frase de este párrafo resume nuestra diferencia de cosmovisiones. Sintetiza nuestro discrepar. Decir que no estaríamos aquí para «perder el tiempo» implica, por necesidad, que encuentras un sentido a la vida superior a los vivos. Un sentido trascendente. Crees que carece de sentido el que «simplemente» vivamos y punto. Ninguno podemos afirmar con certeza estar en lo correcto.

    Yo, al contrario, creo que quizá no exista un sentido trascendete. Llevamos miles de años explicando el mundo mediante trascendencias, espiritualidades, dioses y creencias sobrenaturales. Porque sentimos esa necesidad de dar teleología a las casualidades. Con esto no quiero ser confundido con la escuela positivista. Puede que no todo sea materia. Es una hipótesis. Sin embargo, no es serio deducir trascendencias del desconocimiento. Yo sólo planteo eso, ¿Por qué buscar explicación cuando no la hay? ¿Somos capaces de «inventarla» para sentirnos satisfechos?

    Estudiar, trabajar, crecer, etc., puede tener el sentido de mejorar la vida (con minúscula), y, por tanto las vidas de los demás, la especie. Si el objetivo universal es organizar la materia y el objetivo de la vida es perpetuarla, mejorar la vida actual, nuestra, garantizará que sigamos vivos.

    Al ser humano le suena muy complicado el hecho de que su existencia no tenga más relevancia que la que él quiera darle. Es durísimo. Y puede parecer absurdo. Va contracorriente, contra la historia y, muchos dirán que contra el sentido común. Por el momento no va contra el conocimiento, puesto que (y por ello nos divertimos tanto) sigue siendo un profundo interrogante. (Por favor, Airuna, no dejes de comentar por miedo al «ataque de risa». Perderemos todos. Yo lo hice durante parte de mi vida. Va contra uno. Hemos hablado de ello y concluimos que no vale la pena. Jamás ningún filósofo habría llegado tan lejos como llegó si, en un momento dado, no hubiese decidido dejar de prestar atención a quienes se burlaban de sus pensamientos. Aprovecho para dejar claro, si bien no ha hecho falta y ojalá no la haga nunca, que aquí, en mi morada, no consentiré ofensas. Quod tibi fieri non vis, alteri ne feceris.)

    No podemos saber sobre la cuestión del «para qué» de la vida (si lo hay). Hablar del para qué vivimos es dar por supuesto que lo hagamos por una razón. Ese debate ya nace turbiado por suposiciones indemostrables. No es lo suficientemente crítico. Falta sképsis.

    «Luego, cuando sacasemos otro pedacito para dar orígen a otra vida, lógicamente el nuevo pedacito no sería “yo” tal y como hoy lo entiendo, pero sí que sería otro “yo” del cual, Airuna habría de algun modo participado, y Luís, y Judío y bla, bla.»

    Ese «pedacito» sería materia, quizá viva o tal vez inerte. Pero tú, la persona, Airuna y su conciencia, no regresarán. Salvo que creas en la reencarnación, etc, etc. Eso tampoco cambiará la realidad (sea cual sea), pero quizá te haga vivir mejor. Si es así, bravo por las creencias.

    Yo no puedo utilizarlas para engañarme. Mi logos no deja paso al mito. Por mucho que sorprenda, soy honesto al sostenerlo. Perdí gran parte del miedo a la incomprensión, por el camino…

    Qué se le va a hacer…

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  29. Buenas tardes,
    entro a dejar, solamente, lo que prometía encontrar, porque me parece interesante o como poco sugerente…

    »El libro del que la voy a extraer ha sido escrito por el psicólogo Luis Muiño y es así como lo prologa: ‘El recuerdo que no estaba ahí’. Cito textualmente…

    A principios del siglo XX tuvo lugar uno de los casos más fascinantes de la criptomnesia, es decir, de recuerdos infantiles que surgen a pesar de que la persona desconoce tenerlos.

    La protagonista del suceso, una muchacha normal y corriente, se convirtió, a partir de determinado momento, en la persona a través de la cual se comunicaba Blanche Poynings, una dama que había vivido en el siglo XIV. El personaje medieval se empezó a manifestar durante una sesión de hipnosis y, desde entonces, cuando la muchacha caía en estado de trance, Blanche Poynings hacía su aparición y hablaba de lo que había sido su vida. Contaba, por ejemplo, asuntos amorosos de la corte de Ricardo II que muy pocos historiadores conocían. También describía con exactitud la forma de vestir de sus contemporáneos, los tipos de pan que comían las diferentes clases sociales, y los nombres de esposos, hijos y parientes de diversos personajes de la época.

    Los datos eran misteriosamente precisos: parecía imposible que aquella muchacha sencilla, que no tenía ningún conocimiento de la época de Ricardo II, pudiera producir todo ese material. De hecho, ella era la primera asombrada: no creía haber oído hablar nunca de Blanche Poynings, el espíritu que se manifestaba en las sesiones de hipnosis.

    La misma muchacha fue la que dio la pista para la solución del caso. En una de las sesiones, fuera de contexto, surgieron tres palabras. Era el título de una novela que su madre le había leído cuando era una niña. En la obra estaban todos los datos sobre Blanche Poynings. Lo fascinante del caso es que en estado de vigilia la muchacha ni siquiera recordaba haberla leído. Hipnotizada, sin embargo, había sido capaz de recordar y reelaborar datos de todo el libro, incluído el apéndice genealógico de nombres con una exactitud asombrosa.»

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  30. Claro, son el tipo de recuerdos que se guardan en el subconsciente y la hipnosis es un método para llegar a ello. Sucede con los hechos traumáticos igual, o con cualquier experiencia vivida.

    Le debió llegar profundo la novela. Curiosidad me da para ver qué más descubrimientos se hicieron o qué motivó que recordase todo con tan asombrosa exactitud.

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  31. Otra vez voy a tratar de contestarle Airuna ~)
    (experiencia personal, ¿de acuerdo? Mismo mecanismo re-cordar…)

    Tengo cero años, tengo un año, tengo tres, cuatro, cinco, seis… Desde los cero años: presto mucha atención y mis abuelos se dan cuenta… No hay quien me haga dormir las siestas. Soy noctámbula. Me duermo mal. Entonces idean un mecanismo… me acuestan entre los dos y no estoy con mis padres, duermo con ellos (la casa es muy vieja, una buhardilla que no reúne apenas condiciones: uno se ducha en un barreño de latón en la cocina)… a veces cuchichean entre ellos y yo con ese rumrum sí me duermo… Pero parece que voy entendiendo demasiado, así que a veces mi abuela le dice a él que se calle para que yo no escuche lo que no debo y comienzan los cuentos… Él se inventa algunos pero mi abuela me cuenta historias de su niñez y la fábrica y luego la guerra… y cuando cree que me he dormido lo deja; entonces una pequeña patada, mía: quiere decir sigue, sigue… no te pares que te estoy escuchando… Se le acaba el repertorio y empieza a contarme todos los libros de los que le hablaron y, sobre todo, los premios Nobel que ella colecciona, lee y me cuenta… Entonces lo que yo no acabo de entender es su expresión: »Son ganas de buscarse líos, a la vista está»… ¿Por qué Airuna? ¿Cómo podía estar a la vista entonces, que era cuando nadie todavía había aportado la Experiencia de lo impredecible? Lo segundo que demuestra es que la niña era ¿especial o somos todos iguales y funcionamos muy similar y de ahí quizás partan muchas de nuestras creencias infundadas? De historias que fueron comprensibles y luego tergiversamos… por no recordarlas bien, por no recordarlas como eran, lo que fueron. Y sin ella, sin esa vivencia, sin quién la recogió, yo, como poco y entiendo que muchos debieron de sentir similar con tal desmitificación (más profunda porque los regresores inciden en hacia donde nos orientan) no habríamos esbozado una determinada sonrisa al comprender de pronto, algunas cosas semejantes nuestras. Yo utilicé ese conocimiento sólo para explicarle a alguien un recuerdo que no le encajaba, tal vez un sueño…

    Un ejemplo distinto: una niña es llevada por sus padres a unas vacaciones a las islas; ella no siente demasiado interés en el viaje pero va porque no quiere dejar a sus padres; emprenden camino. Un tornado azota las islas al día siguiente… una niña en un viaje de placer, siendo sorprendida por un tornado. No podía estar a la vista (al menos los padres carecían de esa información) pero podía haber cedido a lo que sus padres deseaban (ir solos) y quedarse con su abuela… Me lo cuenta: Me pasó esto… Respuesta: Oh, que estupendo. Tú ya has vivido un tornado y yo no. ¿Te parece estupendo que haya tenido que enfrentarme a eso? Bueno querida, poco gente busca experimentar un tornado porque sí. Pero si la causalidad te ha obsequiado con uno, tú has pasado por él y yo te veo muy feliz y excitada aquí contándomelo … entonces sí, es estupendo haber adquirido una nueva conciencia de algo tan visceral, como es la Naturaleza cuando se vuelve violenta. No lo olvidarás. Y sabrás que unas vacaciones que en principio no albergaban demasiada aventura… pueden resultar imprevisibles. ¿Quién es capaz de meditar todas las jugadas posibles de una partida y jugarlas todas a la vez para averiguar aquello con lo que el otro… de habernos decidido por un movimiento y no por otro… podría haber respondido… ?

    Y sin embargo la Muerte siempre nos gana la última partida.

    Buenas noches.

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  32. Me gusta, Fiorella, esa visión de la jerarquía personal que compartes con nosotras y nosotros, que Candelaarias ya introdujo. Claro, la propia jerarquía de valores. Siempre damos paso a unas cosas y se lo negamos (o intentamos negar) a otras.

    Como en una pirámide de Maslow, ponemos prioridades a nuestra conducta y, por no ser tachados de incoherentes, las intentamos cumplir.

    A veces, nuestra jerarquía pesa más que la sociedad, las normas o la Ley.

    Saludos y bienvenida.

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  33. Srtamowgly, es un placer que se haya animado a participar, se lo agradecemos.

    Me encanta que sea de su agrado la página, así como el fanzine. Sobre éste, le diré que se trata de una publicación en papel, sin versión digital. Estoy renovando ahora la página Web de Neurona (que será completamente sustituida), y pienso colgar los textos íntegros, para que puedan ser leídos por la Red. Empezaré pronto a preparar el número IV de esta revista autogestionada, que tanto trabajo tiene, pero tanto gusta por aquí.

    Simpatizo con varias de sus ideas sobre la vida y la reencarnación. «[…] el fin está en el último latido de mi corazón (aunque los que pasan a la historia siguen vivos en la conciencia de los otros […]». Por suerte, así es. Y eso alivia la pena del fallecimineto cercano.

    Conozco el libro y al autor. Tiene algún tratado interesante, pero el resto se torna más espirituoso. A veces habría que recordarle que la psiquiatría es una ciencia.

    No obstante, la llamada terapia regresiva resulta eficaz en ciertos casos, siempre como complemento de otro tipo de terapias. La hipnosis en sí misma no es una terapia, pero sí una técnica que induce a estados de total relajación en los que el sujeto puede «experimentar» con más claridad sus estados mentales. Sigue siendo, no obstante, una práctica muy controvertida.

    «[…] siempre he pensado que las jerarquias, del tipo que sean son necesaria para tener una vida sana y equilibrada, tanto social, como natural, como sentimental […]»

    Estoy de acuerdo con lo que dice. No podríamos conocer la vida tal y como la vemos sin jerarquías. Si todos los animales fuesen predadores, por ejemplo, se rompería el equilibrio.

    En lo social, la cosa se complica. Si bien parece que haya de haber personas con una jerarquía distinta (hablando de orden dentro de lo social) para coordinar lo que otras hacen, no está claro en función de qué se articula ese orden.

    Una sociedad necesita mentenerse con el trabajo del conjunto de sus componentes. No todas las personas han de ocupar una misma posición, pues eso conllevaría al bloqueo total del sistema (de cualquier sistema). No todos podemos hacer todo. Hay tareas que distribuir y algunas van de la mano de responsabilidades mayores o menores. Jerarquía.

    No se trata, como dijo la estimada Hippie por ahí arriba, de emular las leyes naturales sino de adaptar nuestra constitución natural y animal a los preceptos que dicta la razón y la ética humanas. En algunas ocasiones, establecemos una distancia irresponsable entre lo natural y lo social. La sociedad, al fin y al cabo, es una comlejísima red de organización de grupos animales (nosotros). Entiéndanme, estoy formulando proposiciones filosóficas, por lo que obvio connotaciones «sociales» del término «animal».

    «me habeis hecho un poquito más fiel e incluso hablar.» Que más se puede pedir.

    Saludos por doquiera.

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  34. Vamos a ver, hoy estoy un pelín más calmada.

    Luís: en tu respuesta me dices que no he argumentado cosas que sí han quedado argumentadas. Pero no a tu manera, a la mía. Ya dije que era en base a intuición, pero cuando diseccionas mi discurso, antes de terminarlo decides que no, que no es intuición sino sentido común, y cuando hace falta el pellizco de intuición para salvar el charco (como ya había yo advertido) me sueltas que no he argumentado lo que afirmo. Sí, si lo he argumentado: haz el favor de sacar la etiqueta de sentido común que has colocado anticipadamente. Me he explicado en base a otra cosa, no el sentido común (que es el menos comun de los sentidos, y cada cual percibe el suyo como el mejor)
    ¿Cuales son los argumentos de la intuición? Antes de empezar a estrujarme los sesos para traducir en palabras mis ideas ya había advertido que iba a basarme en creencias, en lo que siento. No utilices eso para descalificar mi argumento, por que es hacer trampas, querido. Me gustaría ver qué pasaría si un buen día algún científico demostrara lo que (quizás de modo patoso) intento explicar. Entonces sí. Ah. Vale, deberemos esperarnos entonces.
    ¿Las cosas no son hasta que pueden demostrarse? No. Vamos detras de la realidad, intentando explicar lo que ya sucede.
    Nadie puede afirmar que la vida termina con el último latido de nuestro corazón, aunque ese discurso sea políticamente sensato. Hay las mismas certezas para creer eso que para creer lo contrario. No sé por qué lo uno es «saber» y lo otro es «creer». No. Ambos discursos se basan en creencias, o así lo veo yo.
    Gracias por alentar el debate. De todos modos, siempre acabo preguntándome quien me mandará a mi meterme en estos fregaos, en serio. Al final de pura impotencia al explicarme, acabo sacando a relucir lo peor de mí.
    «Hay razones que la razón no puede entender», esa tambien es muy buena.
    Un beso,
    Airuna

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  35. »¿Las cosas no son hasta que pueden demostrarse?», Airuna, querida, en esa pregunta tiene usted un buen filón. No se desespere, que si hace falta me cambio de lado de cerebro y comienzo otra vez a mirarlo como usted lo mira (digo esto porque yo también lo miré así, desde la posibilidad… y viceversa) y me rebato a mí misma desde ahí. Es apasionante lo que está haciendo… siga adelante. Se lo digo en serio. Pero no se deje abatir jamás por la aparente supremacía de cualquier argumento. Todos flaquean. Fíjese usted lo que supuso para/ entre la comunidad científica la paradoja de la información expuesta por Stephen Hawking (hubo quien durante 30 años se dedicó a demostrar algo que no era cierto). Y hace la vida mucho más apasionante. Digo defender las propias creencias. No se nos rebate a nosotr@s como personas. Se rebate cualquier argumento que flaquee. Y los argumentos no tienen sensibilidad herible, acuérdese y así podrá presentar batalla casi infinitamente. Usted los abandera, pero no son suyos, son de la humanidad. Y sólo cuando se pisan los derechos de la humanidad se están pisando sus derechos.

    Le dejo un beso de fin de año, especialmente para usted porque ha logrado mantenerme expectante *)
    (y para todos, por supuesto)

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  36. Estimada Airuna,

    Permíteme aclarar algunas cosas, pues la dirección que ha tomado la discusión nada me gusta. En ningún instante se me ha pasado por la cabeza ofenderte, y, a la vista de tu contestación (corrígeme si no) parece que lo he logrado.

    Puede pensarse que me incluyo dentro de la tradición racionalista y que no doy validez ni espacio en mi vida a lo que no sea «racional», «demostrable». Nada más lejos de la realidad. Quien me conoce, bien lo sabe. Quien no lo sabe, no me conoce.

    Cuando me refiero a la no argumentación, no quiero decir que no te hayas explicado, sino que la argumentación tiene puntos flacos, como casi todas, que me parecía interesante discutir. Pensaba que harías lo mismo con la mía y así sucesivamente. Se trata de un juego. Un juego dialéctico, con el que la última pretensión (por mi parte) es herir sensibilidades.

    Entiendo bien lo que quieres decir, y sólo quería filosofar. Abogado del diablo. ¿Acaso no es esto filosofía? Tal vez no jugábamos al mismo juego.

    «[…] cuando diseccionas mi discurso, antes de terminarlo decides que no, que no es intuición sino sentido común […]».

    No, por favor, yo no decido nada, de verdad. Únicamente te doy mi visión. Quiero compartirla contigo.

    «No utilices eso para descalificar mi argumento, por que es hacer trampas, querido.»

    No creo que haya jugado sucio. Pero da igual ya. Todas las discusiones filosóficas consisten en tratar de dar la vuelta a los argumentos del otro. Descalificar suena muy duro. Es criticar lo que yo hago.

    Un argumento puede ser correcto o incorrecto con independencia de que se utilicen recursos científicos, creencias, experiencias, o al mismo sursuncorda. ¡Eso es lo divertido! Si algún día algún científico lo demuestra, mejor para todos: el fin no es el fin. Hay ya gente trabajando en ello.

    Pero, lo quiero que sepas, amiga, es que no me importa tanto lo que quede demostrado o no, la verdad absoluta (a la que por supuesto no espero rozar desde aquí ni desde ningún sitio), lo definitivo. La filosofía es búsqueda y a la vez juego. Así la entiendo yo.

    «¿Las cosas no son hasta que pueden demostrarse?». Yo nunca he afirmado eso.

    «Nadie puede afirmar que la vida termina con el último latido de nuestro corazón, aunque ese discurso sea políticamente sensato. Hay las mismas certezas para creer eso que para creer lo contrario. No sé por qué lo uno es “saber” y lo otro es “creer”. No. Ambos discursos se basan en creencias, o así lo veo yo.»

    No estoy de acuerdo, pero tampoco lo voy a discutir. Te entiendo y te respeto. Haber querido sacar «chicha» a tus intervenciones nada tiene que ver con la falta de respeto. Me duele que te hayas sentido atacada (un poquito), pues no era mi pretensión. Me importas mucho más que esta discusión, Airuna.

    Verás, estoy muy acostumbrado a debatir con huesos duros. Me encanta rebatir, refutar. Desde niño. Pero siempre hago un ejercicio de escisión entre lo que digo y yo.

    Me parece más que acertada la reflexión de Candelaarias: «No se nos rebate a nosotr@s como personas. Se rebate cualquier argumento que flaquee. Y los argumentos no tienen sensibilidad herible, acuérdese y así podrá presentar batalla casi infinitamente.»

    Cuando he participado en debates, he tomado la suficiente distancia como para poder tratar las proposiciones sin que me hundan. No es buena pauta tomarse una discusión como un ataque personal. Pero no todos sosmos iguales.

    «Al final de pura impotencia al explicarme, acabo sacando a relucir lo peor de mí.»

    He conocido a otras personas a las que les ocurría lo mismo. No pueden separar, o les cuesta dejar de implicarse y terminan por cabrearse en serio. Olvidan el juego.

    Hay que darles más espacio, conocer el límite. Y respetar sus opiniones sin presionar mucho.

    Acostumbrado a mis debates «más serios», parece que ha sido muy duro (sin enterarme). Por ello te pido disculpas sinceras. Y te garantizo que no te pondré «contra las cuerdas» más veces.

    No quiero, ni por asomo, que alguien se sienta mal opinando en mi espacio. En lo que toca mi responsabiliad y sin dejar de expresarme con honestidad, haré todo lo posible por que no ocurra con nadie. Menos con personas a las que aprecio.

    Con esto, insisto, pipa de la paz. Tregua, amiga. Se terminó la discusión. Tenemos visiones diferentes (seguro que mucho menos de lo que creees, pero Internet obvia tanto…), y punto en boca.

    Me despido así, con cariño y humildad, enviándote varios besos de reserva.

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  37. Candela,
    Qué comentario más cariñoso. Te lo agradezco sobremanera. Sé que llevas razón y es acertado tu consejo hacia mí. No obstante, no me es tan sencillo cubrirme con un chubasquero emocional ni en un debate ni en cualquier otra circunstancia, por mucho que racionalmente entienda que es más oportuno. ¿Talón de Aquiles? Seguramente…pero bueno. Prefiero aceptar que soy así, me guste o no, dado que cambiar me temo que no es posible.
    Un superabrazo,
    Airu

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  38. Luís, apreciado y querido Luís,
    La que te pide disculpas sinceras soy yo. Es cierto que no me gustó demasiado tu comentario, por motivos difíciles de explicar sin parecerte infantil. Pero tambien lo es que tu voluntad queda fuera de tela de juicio para mí. Nos conocemos poco, sí, pero lo poco está resultando francamente encantador, por lo menos para mí.
    En relación al tema que nos ocupa, el del post, decirte que me temo que podríamos irnos dando la vuelta a la tortilla recíprocamente hasta el año del catapún, pero prefiero quedarme con el espíritu de Averroes que tanto me gustó. Hay en la dialéctica competitiva un deje agresivo (involuntario)que quizá en estos momentos no me apetezca digerir. No te preocupes por ello, puesto que dice a favor tuyo que defiendas con pasión tus ideas. Pero yo, en ese sentido, prefiero una charla más sosegada, sin pretensión de convencer a nadie, ni necesidad (menos obligación) de demostrar nada. Por lo que conoces de mí, ya comprenderás que ante lo que me abruma, simplemente me retiro.
    Observas bien: cada uno es como es. Tu, que conste, me pareces genial. Lo digo en serio y sabes que soy sincera.
    Gracias por tus besos de reserva. Te mando otros del mismo calibre y un fuerte abrazo.
    Airu

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  39. Airuna la trato de usted porque la aprecio, créame xD. Usted aquí me estimula intelectualmente (reconozco su valía). Y además compartimos el mismo talón de Aquiles. Llevo media vida intentando templarme… no lo conseguiré del todo nunca. Y creo es fantástico. Pero soy una mujer que lleva en su bolso un pequeño paraguas siempre. Si llueve y me mojo… mis huesos no me lo van a perdonar. Tranquila, la edad misma nos modera.

    Un primer abrazo de Año Nuevo.
    Y un placer, dama ~*}

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  40. Hola Luis,

    Grandioso espacio has creado, Enhorabuena …
    A propósito de este post guardo estas magistrales palabras:

    «El tiempo, que se va elaborando hasta conformarse cada vez más en huella escrita, repite una misma vez (de toda vez) la historia amarga que se ha de trasegar. Nunca un ternero podrá comprender la poesía»…

    Panta Rei es un mandato irrelizable en nuestros días… Nunca seremos Uno con Todo; porque nunca cada uno será todo en uno…
    «Jerarquías» es el título de este artículo y más que elocuente para explicar estas irreductibles distancias que nos separan a manera de vallas contigüas…

    Un abrazo, Aquileana :)

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  41. Aquileana, me enorgullece tenerte por aquí. Y lo hace que te guste mi lugar. También es el tuyo.

    Panta rhei es una propuesta en mi frontispicio. «Nadie puede sumerjirse dos veces en el mismo río». Todo está en movimiento, todo cambia a cada instante. Y, por otra parte, todo forma parte de lo mismo…

    Ser todo en uno es una tarea que se trabaja cada día. Integrar esencia y circunstancia es una invitación. Hemos de unificar dos dimensiones del ser, para hacer.

    Un abrazo para ti, y bienvenida.

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  42. Allô Luis:

    Pretencioso propósito, aquello de la integración en el Uno… pero puede que se concrete si cada uno aportara con total convicción, lo suyo… Como si las voluntades individuales lograran uan síntesis cuyo producto exceda la sumatoria de las partes.-

    Afectos, Aquileana ;)

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  43. Aun a riesgo de parecer antisocial, yo diría que mucho cuidado. Cautela. Que entre aportar al río y dejarse llevar por él hay solo un paso, un desequilibrio momentaneo, que puede tener consecuencias si no se toman las medidas oportunas. No quiero ser catastrofista, aunque hoy parece que tengo tendencia a éllo, sólo vengo a decir que si bien nunca nos sumergimos en el mismo río, también es cierto que mejor no probar su profundidad con ambos pies.
    un beso,
    N

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  44. Desde luego, parece pretencioso. En realidad es lo que intentamos hasta morir, con mayor o menor éxito.

    El panta rhei que yo expongo, es la creencia en el cambio. Ningún día el sol es el mismo. Es una sugerencia, más enfocada a la reflexión que a la acción apresurada. Coincide con el taoísmo. Rompe con la estaticidad recurrente y con las seguridades que falsamente creamos. En un principio de indeterminación.

    Esa lucha entre opuestos, entre día y noche, entre vida y muerte, entre frío y calor, esa tensión, ese conflicto, es lo que permite que vivamos.

    Todo fluye, mis pensamientos fluyen. Algunos, los comparto con vosotros y vosotras.

    Todo fluye, fluyamos, dejémonos de resistencias, de prejuicios, de estereotipos, de barreras, de perezas…
    Dejémonos llevar por la invitación de la armonía; aprendamos a buscarla.

    Todo fluye. Y mañana volverá a amanecer, estemos o no.

    Un saludo Aquileana.

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  45. Cautela ante todo, Núria.

    Recuerdo a Gracián:

    «Procura ir con cautela en el ver, en el oír y mucho más en el hablar; oye a todos y de ninguno te fíes: tendrás a todos por amigos, pero guárdate de todos como de enemigos.»

    Podemos aplicarlo a la interrelación, al pensamiento. Mejor meter un pie antes, por si el agua está demasiado fría.

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  46. ¿Que entendeis por jerarquía?

    Puede ser una división funcional (como Durkheim planteó), una división de clase económica, teniendo en cuenta también elementos heredados o adquiridos dentro de la estructura social (a la vez usando recursos económicos o de otro tipo también), como el status…
    Se puede plantear que la naturaleza humana es jerárquica.Algunos antropólogos plantean que la sociedad humana es jerárquica en parte por comportamientos heredados de los primates. Pero ¿No es verdad que la división del trabajo, la presión económica y se puede decir que la «suerte» son determinantes a la hora de conformar estas jerarquias?
    Entonces…¿La jerarquia existe? ¿En que medida es un constructo humano?

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  47. Me quedo con la primera respuesta de Luis a La Hippie. Lo aceptemos o no, existe un orden natural que nos viene necesariamente impuesto, y es bueno que así sea, pues si no, ¿en qué caos nos habríamos de manejar?.

    Y después, hay un orden o convención social que probablemente acaba siendo derivación del natural, y que también es bueno que haya. Otra cosa es que el que de hecho hay sea el adecuado, pero eso no es tanto un problema filosófico sino más bien sociopolítico o incluso socioeconómico.

    Mi felicitación por tu blog, Luis.

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