Mi experimento en Facebook y Twitter. Sobre las redes sociales

Debo confesar que, desde su surgimiento, profeso cierta desconfianza hacia las llamadas redes sociales de Internet. No desconfío de Internet como red social en sí, que utilizo a diario y me ha permitido trabajar y compartir conocimientos con personas de todo el planeta, sino de estas nuevas redes sociales de acceso masivo, fundamentadas en el “menos es más”. Las llaman “redes 2.0”, “redes digitales” o directamente “redes sociales”. Menos es más porque en ellas se intercambian datos, enlaces, imágenes y textos con rapidez, poco esfuerzo y, en general –añado yo-, poca enjundia. Han acaparado los medios que difunden información sobre tecnología digital y cuentan con millones de usuarios a lo largo y ancho del mundo conectado (que no es todo el mundo, pero casi).

Luis Cortés Briñol está en:

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¿Qué es una red social? Un mecanismo de interacción social, definido como un intercambio dinámico entre personas, grupos e instituciones en contextos de complejidad. Es un sistema abierto y en construcción permanente que involucra a conjuntos que se identifican en las mismas necesidades y problemáticas y que se organizan para potenciar sus recursos. Esto, como el lector habrá pensado ya, no es exclusivo de la Internet. La diferencia que hace peculiar el contacto por redes en la Red –la gran red, la red de redes- es que no tenemos contacto directo, cara a cara, con la persona o personas en cuestión sino que nos referimos a los demás a través de diversos medios tecnológicos.

En el ámbito de Internet, las redes sociales son páginas que permiten a las personas conectarse con sus amigos e incluso realizar nuevas amistades –y enemistades-, a fin de compartir contenidos, interactuar y crear comunidades sobre intereses similares: trabajo, lecturas, juegos, amistad, relaciones amorosas, etc. En principio, todo es positivo. Sin embargo, pueden esconder usos perversos, al estilo y gusto de pederastas, asesinos, terroristas y psicópatas en general, pero también de estafadores de variopinta clase, sectas, mafias o traficantes de cualesquiera objetos y sujetos sin el amparo de la Ley.

No seré yo quien ataque o defienda estos soportes, pues el uso y abuso es cosa de cada uno. El usuario finalmente es quien puede convertir una red social de Internet en una herramienta de crecimiento (de su ánimo, popularidad, entretenimiento, aprendizaje…) o de hundimiento. La intención de este artículo es anunciar mi experimento personal como individuo de Facebook y Twitter.  Nadie hay que se conecte al mundo con su ordenador y no haya oído hablar de Hi5, MySpace, Facebook, Tuenti, Twitter u Orkut. Muchos de quienes me leen ahora, al igual que yo, habrán esperado antes de decidir si les convenía –o no- sumarse a algunas de estas plataformas, ante la insistente invitación de sus amigos y conocidos.  

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Una invitación, tan constante y reiterada que le hace a uno plantearse si se ha hecho viejo, está desfasado, o no se entera de última moda en comunicación. Si no tenemos cuenta en Facebook o Twitter somos pocos más que dinosaurios carcas que se quedaron anclados en el blog o la página estática. Incluso egoístas que no “comparten su contenido” a través de las redes sociales de Internet. Sin presencia en ese mundo que las empresas crean para nosotros.

Hasta el momento estoy muy satisfecho con el correo electrónico, mi bitácora o blog y los sitios Web, foros y comunidades que he ido creando conforme he tenido necesidades tanto de ocio como de negocio. Puntualmente utilizo Messenger (o alguna plataforma parecida) para “charlar” con personas cuya remota situación no nos permite hacerlo por teléfono o de viva voz. Y punto. Más que suficiente. Ello me hace invertir bastantes horas a lo largo de la semana en escribir, editar, publicar y comentar contenidos.

Entonces, ¿por qué dar el paso y sumarme a las archiconocidas y omnipresentes redes sociales genéricas? No es la carencia que haya detectado en mis posibilidades comunicativas en la World Wide Web, sino la recomendación convencida de algunas personas lo suficientemente cercanas y fiables para mí.

Según nos dice Wikipedia, las ventajas de las redes sociales de este tipo son las siguientes:

  • Favorecen la participación y el trabajo colaborativo entre las personas, es decir, permiten a los usuarios participar en un proyecto en línea desde cualquier lugar.
  • Permiten construir una identidad personal y/o virtual, debido a que permiten a los usuarios compartir todo tipo de información (aficiones, creencias, ideologías, etc.) con el resto de los cibernautas.
  • Facilitan las relaciones entre las personas, evitando todo tipo de barreras tanto culturales como físicas.
  • Facilitan la obtención de la información requerida en cada momento, debido a la actualización instantánea.
  • Facilitan el aprendizaje integral fuera del aula escolar, y permiten poner en práctica los conceptos adquiridos.  

¡Qué optimismo! No dudo de que puedan hacer todo eso, pero quiero experimentarlo en mis propias ¿carnes? Hasta ahora los principales motivos que me llevaban a rechazarlas eran las siguientes suposiciones, fundadas en la observación de cuentas ajenas:

  1. Comunicación superficial. Se quedan en lo adjetivo, no entran en lo sustantivo. En ocasiones, esto es debido a su propia estructura (limitan la capacidad de texto disponible).
  2. Estableces contacto con personas cuyo contacto no deseas.
  3. Intromisión en la vida de los demás. A pesar de poder rechazar contactos, en muchas de estas redes accedes a informaciones, contenidos y datos que no tendrías por qué conocer.
  4. Exceso de generación de enlaces que te envían con todo el cariño pero te resultan completamente irrelevantes.
  5. El pobre lenguaje utilizado. Iconos, abreviaturas jeroglíficas, neologismos prescindibles y empalagosos…
  6. La necesaria atención añadida que requiere su mantenimiento.
  7. La poca utilidad que suman a los blogs. Las bitácoras ya permiten compartir contenido, actualizarlo al instante, comentarlo y añadir seguidores o suscriptores (por correo electrónico, sindicación Feed RSS, etc.).

Los consejos que he recibido me lleva a experimentar con dos plataformas diferentes: Facebook y Twitter. He creado sendas cuentas y están ya disponibles y en marcha. De este modo, os animo a agregarme como contacto a quienes os apetezca. Tras un período de prueba de dos meses, el jueves 20 de mayo de 2010 publicaré un artículo con las conclusiones obtenidas de mi vivencia directa.  

¿Para qué sirven estas redes sociales? ¿Le hacen a uno más informado? ¿Se establecen contactos de interés? ¿Es posible incluir contenidos cuidados, profundos y atractivos? ¿Cuántas horas hay que dedicarles cada semana? ¿Sirven para promocionar proyectos?

A todo esto podré responder cuando concluya mi experimento. Solo la experiencia, creencia fundada en el emipirismo, nos dará la medida práctica de las cosas. En su etimología, la palabra experiencia proviene del latín experiri, probar hacia fuera. El radical del témino, periri, se halla también en la palabra periculum, peligro.

La experiencia es un viaje hacia el peligro del probar. Correré este riesgo y os contaré qué tal me ha ido. Entonces, quién sabe, quizá me quede…

 

6 comentarios en “Mi experimento en Facebook y Twitter. Sobre las redes sociales

  1. Saludos Luis

    Efectivamente pocas personas hoy no disponen de al menos una cuenta en una de estas redes sociales. Resulta sorprendente que hayan alcanzado tal extensión y arraigo social en apenas diez años de vida. Por supuesto que esta nueva vía abierta por el desarrollo de las tecnologías de la comunicación requiere ser estudiada por cuanto incide en el tipo y en la forma de relaciones sociales predominantes y por cuanto la propia sociedad se inventa usos alternativos de dichas herramientas y, en consecuencia, las modifica de hecho. En este sentido, me parece muy positivo el experimento que te propones al entrar a formar parte de las llamadas redes sociales. Hago tan sólo un par de apuntes críticos metodológicos de cara a confeccionar un eventual diseño mejorado del experimento.

    Por experiencia propia, el tiempo de dos meses destinado a la práctica resulta insuficiente para insertarse en una red lo suficientemente amplia y densa, de modo que permita extraer conclusiones más o menos generalizables. Evidentemente, la densidad de la red en que te integres paulatinamente no va a depender directamente del tiempo sino de la intensidad con que utilices estas plataformas sociales. Sin embargo, insisto en que en dos meses mucho deberías relacionarte en las redes sociales para conseguir un buen número de «amigos» y mantener conversaciones e intercambio de archivos con ellos.

    De otra parte, haber invitado a los lectores de este blog a que te agreguen en sendas redes sociales entraña el riesgo de que se produzca un sesgo importante dado que, una vez advertidos éstos por tu artículo de tus intenciones, no mantendrán un contacto espontáneo contigo, como sí lo harían de no haber leído el artículo. Además, es posible que mucha de la gente que participe en esta página tuya no sea representativa de la población mayoritaria que hace uso de las redes sociales. Espero, no obstante, que tengas mucha más gente conocida que potencialmente se puede convertir en tu «amigo» de Facebook o Twitter y que no esté al tanto de tu propósito, en cuyo caso, el sesgo sería menor, si bien, nunca inexistente.

    Sin más comentarios en nombre del rigor, me despido hasta la próxima.

    Un abrazo.

  2. Saludos Luis.

    Si le contara que la primera vez que entre al facebook no sabia a lo que me enfretaba, de pronto me empezaron a salir invitaciones de gente que era amigos de mi hermana y bueno ahi estaba aprendiendo a base de prueba y error conectando a todas las personas , cuando en la pantalla se empezo a mover la información de manera acelerada que me asuste. Después al otro día en mi correo como 16 invitaciones más. Luego al dar una opinión me llegaba la contestación y uno tratando de responder lo mas adecuadamente posible, al parecer mi primera frase generó un poco de polémica.
    Por otra parte creo que lo más interesante del face book es que puedes ver lo que hacen otros países por la ecología, las artes, y bueno páginas web como las tuyas, donde expones una gran variedad de temas. Aquí uno tiene la libertad de selecionar lo que se desee ver, leer , escuchar y conocer; asi como también aceptar a las personas u organizaciones con las que simpatize o tenga algún interes en común.

    Un fuerte abrazo.

  3. Hola, Luis:

    Empiezo por algo flojito, que no estoy aún para hablar de Platón. Simplemente comentarte que me parece interesante esta entrada y es cierto lo que dices sobre el tratamiento superficial de los temas en las redes sociales. De hecho, y aprovecho para comunicártelo, me estoy planteando borrarme de Facebook.

    Creo que hay que usar las redes sociales desde un enfoque más profesional, pero eso es como todo lo demás: internet en general, correo electrónico, etc…

  4. Lo cierto es que un blog es un modo más profesional y completo de relacionarse, pues es más propicio para debatir sobre un tema, etc… En las redes sociales se pierde demasiado tiempo en tontunas. Por eso he pensado en borrarme.

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